Martes 2 de julio de 2024

Mons. Ojea: 'Pidámosle al Señor una fe traspasada por la humildad'

  • 30 de junio, 2024
  • San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
El obispo señaló que Jesús está en los detalles, al pedir "denle de comer". "Tan sensible es el Señor a estas cosas pequeñas y que son, en nuestra vida, tan cotidianas y tan necesarias", destacó.
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El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, recordó que "el evangelista san Marcos destaca continuamente a Jesús en medio de una multitud y señaló que, en el texto de este domingo, la palabra multitud aparece, precisamente, cinco veces. 

"El Señor está mezclado con la multitud, apretujado, la multitud lo apretuja. Esto significa que lo demanda continuamente", describió.

"Jesús parece dormir en el Evangelio solamente en la barca y, enseguida, se tiene que despertar porque lo requieren, es como si Marcos quisiera remarcar que el Señor siempre está disponible; que Él está a gusto mezclado con su pueblo y experimenta allí un gozo superior, como dice el Papa en Evangeli gaudium", detalló.

El obispo de San Isidro destacó que "esta actitud de estar mezclado con el pueblo no lo priva al Señor de estar atento a cada persona", y puntualizó: "El Señor guarda esas dos facetas, digamos, en el trato con nosotros. Nos quiere en medio de un pueblo y nos quiere como personas".

"Así, cuando se dirige a curar a una chiquita enferma que está muriéndose, según se lo pide el padre de la niña, inclinándose y mostrándose ante Él, en el camino apretujado por la multitud, aparece esta mujer que hacía 20 años estaba enferma y que había probado todo, quien con mucha humildad piensa: 'Si toco los flecos del manto, quedaré curada'. Y el Señor reclama enseguida: '¿Quién me tocó?'. Se lo pregunta para poder verla, para poder estar frente a ella, confirmarla en la fe: 'Tu fe te ha salvado'", repasó el obispo.

A continuación, señaló que, "luego, Jesús, se dirige a la casa de la familia de la hija del jefe de la sinagoga, y allí encuentra a la gente ya llorando porque la niña muerto, y Él responde: 'No, está dormida'. Todos se ríen de Él, pero a Él no le importa nada".

"El Señor sabe lo que va a hacer, y entra con Pedro, Santiago y Juan; y con los papás. Y el Señor resucita a la niña y es tal la atención a la niña y a los miembros de su familia que, según dice el Evangelio, que después les entrega la niña a su papá y a su mamá y les encarga que le den de comer", completó. 

"El Señor está hasta en ese detalle: 'Denle de comer'. Tan sensible el Señor a estas cosas pequeñas y que son, en nuestra vida, tan cotidianas y tan necesarias", subrayó.

Hacía el final de su reflexión, monseñor Ojea afirmó que "el Evangelio de hoy nos destaca la actitud de humildad de aquellos que se dirigen a Jesús, tanto por parte de la mujer que padecía flujo de sangre, como del jefe de la sinagoga".

"Pidámosle al Señor que nos dé una fe traspasada por la humildad, una fe que nos indique quiénes somos nosotros y quién es el Señor, una fe que nos permita confiar y arrojarnos con confianza en las manos de Aquel que nos mira, que nos tiene en cuenta y que, aunque pensemos que está lejos, está siempre cerca de nuestro corazón", concluyó.+