Lunes 25 de noviembre de 2024

Mons. Mestre: "Proclamar las maravillas que Él hace en nuestra vida"

  • 17 de febrero, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Diagnosticar, suplicar, proclamar fueron los tres verbos tomados por el obispo de Mar del Plata para ilustrar el relato evangélico del leproso, este domingo 14 de febrero.
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En su reflexión para el sexto domingo durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel antonio Mestre, predicó con sus habituales tres puntitos y tomó tres verbos: diagnosticar, suplicar, proclamar.

Diagnosticar nuestras “lepras” espirituales y sociales
En el primer punto, el prelado invitó a “diagnosticar y captar cuáles son hoy las impurezas humanas, sociales y espirituales que tocan nuestra vida”. De este modo, se podrá ver “lo que está dañando, mutilando, enfermando, pudriendo, invadiendo de forma negativa nuestro corazón, nuestras familias y comunidades”. Hay muchos tipos de lepra, “de la discriminación injusta, de la falta de perdón, del bloqueo del diálogo, de la falta de respeto, de las murmuraciones, la lepra del miedo que paraliza, del egoísmo, de la envidia, de los celos destructivos”. Por eso, es necesario identificar “en qué medida y de qué forma esto toca nuestro corazón”.

Suplicar pidiendo la purificación
La segunda actitud tiene que ver con el Evangelio del domingo, “¡qué humildad y qué libertad que refleja en sus palabras suplicantes!”, expresó monseñor Mestre. De este modo, animó: “Somos invitados todos y cada uno a ‘caer de rodillas’ ante el Señor en el sacramento de la reconciliación, en la misa, en el sagrario, en oración con su Palabra y decirle con humildad: ‘Si quieres puedes purificarme’”.  El prelado marplatense llamó a la comunidad a presentar las impurezas antes el Señor y a “hacer una oración de súplica sin querer manipular al mismo Dios”. 

Proclamar a todo el mundo las maravillas del Señor
Finalmente, hizo mención a la actitud final del leproso: “Lo proclamó a todos. Esa es la auténtica experiencia del que ha sido sanado por el Señor. No puede callar lo que ha visto y oído, lo que el Señor ha hecho en su vida. Así debemos actuar los que hemos sido purificados por el Señor”. Monseñor Mestre dijo que seremos “constantemente sanados por su gracia” y por eso, estamos invitados a “dar testimonio de esta realidad a todos, a proclamar las maravillas que Él hace en nuestra vida”; y concluyó animando a contagiar la alegría del Señor.+