Sábado 20 de abril de 2024

Mons. Mestre: "Cristo es más grande que el más grande de mis problemas"

  • 16 de noviembre, 2021
  • Mar del Plata (Buenos Aires) (AICA)
Hacia el final del año litúrgico, el obispo de Mar del Plata invitó a reflexionar sobre el apocalipsis y profundizar en su significado.
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Hacia el final del año litúrgico, el domingo 33° durante el año, el obispo de Mar del Plata, monseñor Gabriel Mestre, invitó a reflexionar sobre el apocalipsis y recordó que significa "revelación de Dios". 

Los apocalipsis a lo largo de nuestra vida
En el primer punto, monseñor Mestre expresó que “al escuchar en la Palabra los términos ‘tribulación, ignominia, horror eterno y el sol se oscurecerá, la luna dejará de brillar, las estrellas caerán del cielo y los astros se conmoverán’ podemos ver, en estas imágenes, las varias o muchas situaciones de dolor y sufrimiento que, de diversas maneras, experimentará la humanidad y nosotros como parte de esta”. 

En ese sentido, recordó expresiones populares similares como “se me hizo la noche” o “mi vida está en tinieblas”, y señaló que, así “hacemos referencia a los pequeños o grandes apocalipsis, cataclismos, terremotos personales, familiares y sociales que vamos experimentando a lo largo de la vida”.

Con relación a esto, opinó: “La pandemia y sus consecuencias negativas han sido y siguen siendo un verdadero apocalipsis para la humanidad. Los podemos actualizar pensando en las conmociones cósmicas que se dan en los problemas de unidad en la familia, la enfermedad que taladra la vida de una persona, el fallecimiento de un ser querido, un vicio que no se puede erradicar del corazón y tantas otras situaciones”. 

La presencia soberana del Hijo del Hombre
En segundo lugar, exhortó a que “debemos tener presente que la palabra apocalipsis significa revelación. Y la revelación más importante no son las dificultades objetivas que se describen en lenguaje simbólico sino la revelación de Dios que irrumpe para dar un nuevo sentido a la vida y a la historia”, y señaló que “la presencia soberana de Dios es más fuerte, más firme y estable que cualquier apocalipsis o conmoción cósmica que se pueda dar en la vida”. 

Por eso, destacó: “La segunda lectura lo señala con claridad al marcar la eficacia del único sacrificio de Cristo en la cruz que nos perdona y santifica para siempre” y exhortó a descubrir “cada día que Cristo siempre es más grande que el más grande de mis problemas”. 

Aprender a discernir
Por último, mencionó que el texto evangélico termina con una pequeña parábola sobre la higuera. “Así como tenemos cierta capacidad para discernir los cambios de estaciones climáticas por la observación de algunos fenómenos de la naturaleza, de la misma manera nos dice Jesús, tenemos que aprender a discernir el tiempo presente en clave de revelación de su presencia en nuestras vidas”, explicó. 

Por tal motivo, invitó a “no resistirnos nunca a discernir, lo cual implica orar, contemplar, observar y analizar según los criterios de Dios. No debemos ser simplistas, ni taxativos, ni dogmáticos, con las realidades de la vida. Todas reclaman, más o menos, un camino de discernimiento y tiempo para ejecutar y escalonar los pasos y las decisiones”.

Para terminar, concluyó que "discernir es tener presente que el bien siempre triunfa sobre el mal y reclama de nosotros ser agentes inteligentes, instrumentos de Dios para que la fuerza del Reino resplandezca siempre y en toda circunstancia”+