Mons. Ojea: 'La avaricia es la raíz de todos los males'
- 24 de septiembre, 2025
- San Isidro (Buenos Aires) (AICA)
"Que el Señor nos libre y nos proteja de ella y nos enseñe a ser astutos para poder percibir dónde está la corrupción y dónde está la honestidad del cristiano", señaló el obispo emérito de San Isidro.
El obispo emérito de San Isidro, monseñor Oscar Ojea, compartió su reflexión para el vigésimo quinto domingo del tiempo durante el año.
Tomando el Evangelio del día, que relataba la parábola del administrador deshonesto, el obispo recordó que "un hombre rico que tenía un campo grande y se entera de que el administrador lo defrauda. Entonces lo quiere despedir, pero entonces el administrador hace un arreglo con los deudores de su patrón para que puedan firmar que deben muchísimo menos de lo que en realidad deben". "Así es la corrupción -dijo monseñor Ojea-, nunca la hace una persona sola, sino que requiere siempre de secuaces".
Y agregó: "Podemos decir que la corrupción obra en comunión" y advirtió que "la corrupción no es igual que cualquier pecado", ya que "la corrupción es un estado". "Un estado con una cierta estabilidad en el mal. Y aquí se ve clarísimo", reflexionó el prelado, aunque "el patrón pondera la habilidad".
"Dios pondera la habilidad del administrador deshonesto. Porque si nosotros pudiéramos emplear esa habilidad y hacer el bien con ella, por ejemplo, si nosotros pudiéramos ser astutos como serpientes y prudentes como palomas, como nos dice el evangelio, no negar hacer el bien con inteligencia", reflexionó.
El prelado aseguró: "Somos administradores de los bienes que Dios pone en nuestras manos. La avaricia es una forma de idolatría" y recordó que la semana pasada reflexionaba que "por algo los ídolos son de oro, porque en realidad el dinero es un ídolo. Y en este caso el administrador deshonesto empleó todo su talento para poder hacer el mal".
"El Señor nos invita -destacó el obispo emérito de San Isidro- a emplear todo nuestro talento, nuestra capacidad para hacer el bien y no tener miedo de poner, en función del bien, esa rapidez que tenemos para los negocios del mundo".
Como deseo final, monseñor Ojea animó a que "podamos administrar bien, que no creamos que el dinero que pasa por nuestras manos es solo para nosotros y para nuestro interés. La avaricia es la raíz de todos los males", insistió.
"Que el Señor nos libre y nos proteja de ella y nos enseñe a ser astutos para poder percibir dónde está la corrupción, dónde está el demonio entrando por ese bolsillo y dónde está la honestidad del cristiano, de la cristiana que quiere poner sus bienes del modo más hábil y astuto al servicio de los hermanos y los hermanas".+