Martes 19 de marzo de 2024

Mons. Lugones abrió la Semana Laudato Si' con una misa en la catedral porteña

  • 22 de mayo, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
El prelado llamó a impregnar toda la sociedad de esa "cultura del cuidado" a la que anima el Papa en la encíclica y advirtió que es "impostergable" una ética de la solidaridad y la responsabilidad.
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El obispo de Lomas de Zamora y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas), monseñor Jorge Lugones SJ, presidió la misa de apertura de la Semana Laudato Si’ 2022 en la catedral metropolitana de Buenos Aires, donde instó a impregnar toda la sociedad de esa “cultura del cuidado” a la que anima el papa Francisco en su encíclica.

La Semana Laudato Si’ se llevará a cabo del 22 al 29 de mayo y es una propuesta anual de organismos pastorales, asociaciones y movimientos eclesiales de la Argentina a fin de reflexionar sobre el contenido del documento papal, concientizar sobre la misión en el cuidado de la casa común y generar acciones concretas.

Organizan la Comisión Nacional de Justicia y Paz (CEA), Cáritas Argentina, la Acción Católica Argentina, el Departamento de Laicos (Deplai CEA), el Movimiento Laudato Si', la Familia Grande Hogares de Cristo, el Centro Latinoamericano de Evangelización Social (CLAdeES), Cuidadores de la Casa Común, la Comisión Pastoral Scout Católica y Nuevos Dirigentes de la Pastoral Social, a la que adhiere la Mesa Argentina Laudato Si’. Invitan a replicar la iniciativa en las diócesis del país.

La misa, transmitida por el canal de YouTube de Eclesia, fue concelebrada por los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñor Joaquín Mariano Sucunza y monseñor Gustavo Oscar Carrara, y el rector de la catedral porteña, presbítero Alejandro Russo.

En su homilía, monseñor Lugones recordó que esta semana se enmarca en el séptimo aniversario de la encíclica Laudato si’, en que el Papa afirma que existe “un verdadero ‘derecho del ambiente’ que implica límites éticos a la acción humana y que cada una de las creaturas, especialmente las vivientes, tienen un valor en sí misma”.

El prelado lomense subrayo que el pontífice anima también a “impulsar la promoción de ‘una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad, cuidado de la creación, pero también del prójimo, cercano o lejano, en el espacio y el tiempo’”

“El núcleo de la propuesta de la encíclica es una ecología integral como nuevo paradigma de justicia, una ecología que ‘incorpore el lugar peculiar del ser humano en este mundo y sus relaciones con la realidad que lo rodea’. ‘El ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos’”, subrayó.

Monseñor Lugones recordó que “para esto Francisco no sólo pone el énfasis en la educación sino también en la espiritualidad (socio-ecológica) como animadora (alma) de la cultura -estilo de vida de un pueblo- incluidas instituciones y estructuras. Esta espiritualidad socio-ecológica fraterna con los otros especialmente con ‘los pobres y nuestra hermana madre tierra’”.

Asimismo, recordó que ante el flagelo de la pandemia el Papa advierte: “Espero que este momento de peligro nos saque del piloto automático, sacuda nuestras conciencias dormidas y permita una conversión humanista y ecológica que termine con la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro. Nuestra civilización, tan competitiva e individualista, con sus ritmos frenéticos de producción y consumo, sus lujos excesivos y ganancias desmedidas para pocos, necesita bajar un cambio, repensarse, regenerarse”.

“Esta propuesta de la ética del cuidado -ética de la solidaridades- junto a la ética de la responsabilidad universal es impostergable, o asumimos juntos responsablemente el destino de nuestra Casa Común o vamos a recorrer un camino sin retorno”, sostuvo.

Por último, monseñor Lugones invitó a pedirle a la Virgen madre y señora de todo lo creado que “siga recreando en su pueblo la pasión por sembrar y regar serenamente, con paciencia y trabajo, lo que otros verán florecer para gloria de Dios y bien de la humanidad”.+

» Texto completo de la homilía