Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. García Cuerva pidió el don de la esperanza para las familias argentinas

  • 3 de enero, 2024
  • Buenos Aires (AICA)
En la fiesta de la Sagrada Familia, el arzobispo porteño reflexionó sobre las figuras de Simeón y Ana, y destacó entre sus actitudes la humildad, la alegría, la acción de gracias y el servicio.
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El arzobispo de Buenos Aires y primado de la Argentina, monseñor Jorge García Cuerva, celebró este 31 de diciembre la fiesta de la Sagrada Familia en la catedral metropolitana

“Podríamos quedarnos con la idea de que, en esa familia, solamente están ellos tres y nos puede resultar una mirada un poco intimista”, expresó al inicio de su homilía, en la que animó a ampliar la mirada y a “abrir este concepto de familia”.

A su vez, destacó la esperanza y la humildad de Simeón, que mira el futuro creyendo que algo bueno puede pasar, está esperando poder conocer al Mesías y, a pesar de los años, tiene la humildad de dejarse conducir por el Espíritu.  

“En un mundo en el que muchos ya bajan los brazos, en el que algunos dicen nada va a cambiar, en el que hay mucho desaliento y desesperanza, hoy aparece Simeón, que con su carga de años igual nos regala esperanza”, indicó el prelado.

“De Ana, me gustaría que pudiésemos resaltar hoy su alegría, su servicio y sus ganas de dar gracias”, añadió, resaltando que, a pesar de que la vida no fue fácil con ella, no se victimiza, sino que al contrario, quiere servir a los demás y no estar en el centro.

Así como Simeón y Ana, seguramente, con su testimonio de vida animaron a la Sagrada Familia, monseñor García Cuerva animó a “que su testimonio también ayude a nuestras familias, a que les contagien estas características”.

“¿Qué familia no necesita hoy en la Argentina esperanza, más que nunca? Estamos golpeados, abatidos y necesitamos esperanza. Nuestras familias necesitan esperanza a pesar de todo”, reflexionó al respecto.

Además, instó a pedir también a Dios “que nos regale el don del servicio, que en nuestras familias podamos servirnos unos a los otros, descubriendo que ninguno es más importante, sino que somos parte de la misma comunidad, la pequeña comunidad, la iglesia doméstica que es la familia”.

“Servir es un pequeño gesto cotidiano que a veces hemos perdido”, lamentó el primado de la Argentina, quien añadió que dar gracias como lo hace la profetisa Ana es reconocer que Dios ha obrado en su vida: “Está bueno poder mirar la parte del vaso llena, y entonces dar gracias por los dones recibidos”.

Al reflexionar sobre esas figuras, el arzobispo porteño llamó a “volver a darles importancia a nuestros abuelos, que no son descartables, nuestros abuelos que son nuestras raíces, nuestros abuelos que tienen mucho para enseñarnos, como hoy Simeón y Ana”.

“Tengamos paciencia para esperar a nuestros abuelos, que tienen mucha sabiduría para compartir, como hoy Simeón y Ana compartieron con la Sagrada Familia de Jesús”, concluyó.+