Mons. Frassia presidirá las patronales de Santa Inés
- 20 de enero, 2014
- Avellaneda (Buenos Aires) (AICA)
Mañana, martes 21 de enero, festividad de Santa Inés, virgen y mártir, el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, presidirá las celebraciones patronales de la parroquia Santa Inés, en el barrio de Monte Chingolo de Lanús Este, cuyo párroco es Mons. Alejandro Alonso. Los actos centrales tendrán lugar a las 18 con una celebración eucarística que presidirá Mons. Frassia, y concelebrará el párroco, a cuyo término se llevará a cabo una procesión que recorrerá algunas calles de la vecindad, encabezada por el obispo diocesano.
Los actos centrales tendrán lugar a las 18 con una celebración eucarística que presidirá monseñor Frassia, y concelebrada por el párroco, a cuyo término se llevará a cabo una procesión que recorrerá algunas calles de la vecindad, encabezada por el obispo diocesano.
Santa Inés, virgen y mártir
Santa Inés fue martirizada en Roma en la primera mitad del siglo IV. Su nombre latino es Agnes, asociado a "agnus" (cordero). En torno a ella surgió la antigua costumbre de los corderos blancos que en esta fecha, presentados por las monjas que los crían, bendice el Papa y de cuya lana se hacen los palios que el pontífice impone a los nuevos arzobispos en el día de San Pedro.
Según la tradición Inés era una bella adolescente de una familia rica, pretendida en matrimonio por muchos nobles romanos. Por no aceptar a ninguno, duciendo que estaba comprometida con Cristo, fue acusada de ser cristiana. Llevada a un prostíbulo fue protegida por unos ángeles y señales celestes. Fue entonces arrojada a una hoguera que no la quemó, por lo que fue decapitada el año 304. La hija del emperador Constantino le erigió una basílica en la Vía Nomentana de Roma y su fiesta se comenzó a celebrar a mediados del siglo IV.
El papa San Dámaso, San Ambrosio de Milán y el poeta Aurelio Prudencio, escribieron bellos testimonios sobre Santa Inés, que es venerada como patrona de las jóvenes, de la pureza, de las novias y prometidas en matrimonio y de los jardineros, ya que la virginidad era simbolizada con un jardín cerrado.
La iconografía la presenta como una jovencita orando, teniendo en sus brazos un cordero y una palma, en alusión su pureza y al martirio. Su nombre figura en el canon o plegaria eucarística del Ritual Romano.+
