Miércoles 24 de abril de 2024

Mons. Frassia alentó a vivir como resucitados y comprometidos con el anuncio del Evangelio

  • 17 de abril, 2013
  • Remedios de Escalada (Buenos Aires)
El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, alentó a los fieles a "vivir como resucitados", con la Dignidad que Dios otorga a los bautizados, y señaló que, en la actualidad, considera que la Iglesia necesita "gente madura" y convencida, que tenga claridad, con "testigos creíbles y no testigos dibujados o pintados". El prelado se expresó de esta forma durante la misa que presidió luego de acompañar la procesión en la parroquia Nuestra Señora de los Remedios, y que sirvió para obtener la indulgencia plenaria según lo establecido con motivo del Año de la Fe.
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El obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, alentó a los fieles a "vivir como resucitados", con la Dignidad que Dios otorga a los bautizados, a la vez que llamó a reconocer este sacramento de iniciación cristiana como "cosa muy seria".

El prelado se expresó de esta forma durante la misa que presidió luego de acompañar la procesión que se realizó el sábado 13 de abril en la parroquia Nuestra Señora de los Remedios, del Decanato 4, y que sirvió para obtener la indulgencia plenaria según lo establecido por el obispo con motivo del Año de la Fe.

"Vivir como resucitados ?indicó- significa vivir con esa dignidad de Dios, que nos dio en nuestra humanidad, como personas. Significa vivir dignamente la gracia del bautismo, cuando Dios besó nuestra alma y nos hizo sus hijos. Y cuando hizo esa alianza que no se romperá jamás.

"Pueblo de Dios y Dios para nosotros que somos su Pueblo. Por lo tanto, la vida humana y la vida cristiana bautismal es una cosa muy seria. ¡Un don tremendo! Y tanta gracia debe crear en nosotros admiración, sorpresa, gratitud y responsabilidad", subrayó.

Monseñor Frassia buscó generar conciencia del inmenso amor de Dios a los hombres, en esta jornada en la que muchos fieles alcanzaron el don de la indulgencia plenaria: "Las cosas de Dios son para los hombres y nosotros las recibimos inmerecidamente. Por eso hoy nos damos cuenta, y queremos reconocer una vez más, que todo es gracia y gracias a Cristo nosotros adquirimos un lugar en el Reino, un lugar en el cielo, un lugar en lo infinito, en lo eterno que no tiene ocaso, que no tiene fin".

"Dios nos abrió el cielo -continuó. Dios nos divinizó. Dios nos dio su gracia. Dios nos da su amistad, su ternura y su amor. Es cierto que todos somos pecadores, pero más grande que nuestra miseria es la misericordia de Dios. Por eso, siempre tenemos que saber que Dios es rico en misericordia; Él nos salva, nos perdona, nos transforma y nos cambia".

Luego, el obispo llamó a no caer en derrotismos ante los modelos de comportamiento que imperan en la actualidad, porque, de no ser así, "ya no se vive como resucitado".

"Pensar que el mundo es malo y pensar: ¿para qué voy a hacer el bien, si todo es inútil?, podría ser muy negativo en nuestras vidas. Es importante darnos cuenta de que el fruto de nuestra misión y el fruto de nuestros compromisos, de nuestra acción para con los demás, será siempre sostenido en la firme fe que nos da la esperanza en el Señor. Si no tenemos convicción y experiencia del encuentro con Dios, Jesucristo vivo, no vamos a tener fuerza ni convicción para la misión, porque nos falta el fundamento, nos falta lo esencial", sentenció.

Monseñor Frassia concluyó su homilía confesando que, en la actualidad, considera que la Iglesia necesita "gente madura" y convencida, que tenga claridad: "El que tiene claridad no se confunde, ni confunde a los demás, ni se confunde con las cosas que hacen los demás. De allí la importancia de saber que tenemos el don de Dios pero una tremenda responsabilidad como Iglesia. Todos, cada uno en su lugar, en su edad, en su formación, en su posibilidad, tenemos el don y la responsabilidad".

"El mundo necesita de la Iglesia aunque la pateen, aunque la pongan en el rincón y la quieran reducir a la sacristía. El mundo necesita de testigos creíbles del Evangelio. Y nosotros tenemos que ser testigos creíbles y no testigos dibujados o pintados", redondeó.

La procesión en el Decanato 4 comenzó a las 16 en las parroquias Nuestra Señora de Lourdes e Inmaculado Corazón de María.+

Texto completo de la homilía