Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Eduardo Martín, crítico contra el juego y los tragamonedas

  • 22 de agosto, 2014
  • Río Cuarto (Córdoba)
Monseñor Eduardo Eliseo Martín cuestionó la decisión del Tribunal Superior de Justicia que avaló la apertura durante 24 horas de los espacios con máquinas tragamonedas ?también llamadas slots-, y consideró que las autoridades deben ser garantes del bien común y controlar el juego para evitar sus consecuencias nocivas en la población.
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En una de sus últimas acciones como administrador apostólico de Río Cuarto, monseñor Eduardo Eliseo Martín cuestionó la decisión del Tribunal Superior de Justicia que avaló la apertura durante 24 horas de los espacios con máquinas tragamonedas, y consideró que las autoridades deben ser garantes del bien común y controlar el juego para evitar sus consecuencias nocivas en la población.

"Esto es triste", consideró el arzobispo electo de Rosario, que asumirá dicha sede el próximo domingo 24 de agosto. "Estas maquinitas parecen estar hechas para los más pobres, para que aquellos que se ganan sus pesitos con trabajo tengan la tentación de gastarse su dinero", agregó el prelado, para quien el juego "no es favorable y no es bueno" porque fomenta trastornos psíquicos y puede llevar a la destrucción de los vínculos familiares.

"Me sorprendió, y no gratamente, que el Tribunal Superior diera la razón a las empresas. Tal vez, en los papeles, el tribunal falló a favor de lo jurídicamente correcto, pero algunas veces lo jurídicamente correcto no es lo mejor para el pueblo. Lo que hay que procurar siempre es el bien del pueblo, y el juego, cuando se fomenta, es nocivo para la población", aseguró.

"Creo que no es favorable y no es bueno. Por eso los gobernantes tienen que buscar el bien del pueblo, a pesar de que luego con los ingresos se realicen algunas obras. Pero dar la enfermedad y luego el remedio siempre es más costoso".

"El juego provoca adicción", aseguró monseñor Martín, en coincidencia con la preocupación manifiesta de otros obispos argentinos, especialmente los integrantes de la Pastoral Social, que han criticado el incentivo de los sistemas de apuestas electrónicas vinculadas al fútbol.

"Antes, a la adicción la llamábamos vicio, y el vicio es lo contrario a la virtud. El juego puede llegar a enfermar psíquicamente y, de hecho, el juego ha destruido familias y dejado a personas en bancarrota. La autoridad tiene que ser el garante del bien común, y debe controlar el juego: buscar lugares adecuados, horarios y demás", concluyó.+