Sábado 19 de abril de 2025

Mons. Dus: 'La alegría sacerdotal es una alegría que se hermana a la pobreza'

  • 17 de abril, 2025
  • Resistencia (Chaco) (AICA)
"Con la libertad ante las cosas y las personas; con el desapego de los bienes y con el amor por una vida sobria", manifestó el arzobispo de Resistencia durante la Misa Crismal.
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El arzobispo de Resistencia, monseñor Ramón Dus, presidió el miércoles 16 de abril la Misa Crismal, que fue concelebrada por todo el clero, que renovó sus promesas. 

En la homilía, monseñor Dus destacó que la indulgencia, en "permite descubrir cuán ilimitada es la misericordia de Dios. 'Misericordia' es intercambiable con 'indulgencia', expresa la plenitud del perdón de Dios que no conoce límites. El sacramento de la Penitencia asegura que Dios quita nuestros pecados. Hoy redescubrimos la belleza del sacramento de la sanación y la alegría, la belleza del perdón de los pecados". 

"Sin embargo -dijo- como sabemos por experiencia personal, el pecado 'deja huella', lleva consigo unas consecuencias; no sólo exteriores e interiores, en cuanto 'todo pecado', incluso venial, entraña apego desordenado a las criaturas que es necesario purificar, reparar sea aquí abajo, sea después de la muerte, en el estado que se llama purgatorio". 

El prelado aseguró que "en nuestra humanidad débil y atraída por el mal, permanecen los 'efectos residuales del pecado'. Estos son removidos por la indulgencia, siempre por la gracia de Cristo, el cual, como escribió san Pablo VI, es 'nuestra indulgencia".

"El año santo nos ayuda a hacer efectiva la práctica de la indulgencia jubilar. Esa experiencia colma de perdón, no puede sino abrir el corazón y la mente a perdonar. Perdonar no cambia el pasado, no puede modificar lo que ya sucedió; y, sin embargo, el perdón puede permitir que cambie el futuro y se viva de una manera diferente, sin rencor, sin ira ni venganza", continuó.

Monseñor Dus dijo que "el futuro iluminado por el perdón hace posible que el pasado se lea con otros ojos, más serenos, aunque estén aún surcados por las lágrimas. Esta verdad sobre la misericordia y la indulgencia es para nosotros aquí. Para sacerdotes y fieles. Ser anunciadores y misioneros de esta misericordia es una gracia para cada ungido del Señor". 

Ungidos para la alegría 
El arzobispo de Resistencia destacó que "la alegría que nos unge es la alegría de ser sacerdotes, servidor, diácono. Una alegría que es incorruptible. Una alegría que es misionera. Es la alegría del sacerdote en íntima relación con el santo pueblo fiel de Dios. Es una 'alegría custodiada' por el rebaño y también por tres hermanas que la rodean, la cuidan, la defienden: la hermana pobreza, la hermana fidelidad y la hermana obediencia".

"La alegría sacerdotal es una alegría que se hermana a la pobreza. Con la libertad ante las cosas y las personas; con el desapego de los bienes y con el amor por una vida sobria", dijo Mons. Dus y destacó que la alegría sacerdotal "es una alegría que se hermana a la fidelidad. No principalmente en el sentido de que seamos todos 'inmaculados' (ojalá con la gracia lo seamos) ya que somos pecadores, pero sí en el sentido de renovada fidelidad a la única esposa, a la Iglesia. Aquí es clave la fecundidad y la fidelidad da siempre alegría".

Finalmente, manifestó que "la alegría sacerdotal es una alegría que se hermana a la obediencia. A la voluntad de Dios, agradecido de la obediencia. Obedecer a ese Espíritu que hoy nos habla de armonía en la misericordia, a servir a nuestro pueblo y dignificarlo ofreciéndole un ministerio de gracia que fortalezca su esperanza".+

» Texto completo de la homilía