Miércoles 30 de octubre de 2024

Mons. Buenanueva presidió la Misa Crismal en San Francisco

  • 22 de marzo, 2024
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
El obispo invitó a poner la mirada en Jesús y a prepararse para el trabajo misionero "con hondura espiritual", arraigados en el Espíritu y el encuentro con el Señor.
Doná a AICA.org

El obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, presidió el jueves 21 de marzo una jornada de oración y fraternidad en la Casa de Ejercicios Betania, en la que quedó conformado el nuevo Consejo Presbiteral de la diócesis. El encuentro concluyó a las 20, cuando el prelado comenzó la celebración, junto al clero diocesano, de la Santa Misa Crismal, una de las ceremonias litúrgicas más significativas de la Iglesia.

En su homilía, monseñor Buenanueva invitó a poner la mirada en Jesús, a buscarlo “como Aquel que está presente y se nos muestra”, tanto en la liturgia de la Misa Crismal, como, sobre todo, “en las ricas celebraciones pascuales que estamos a punto de iniciar”.

En esa misma línea, y retomando la súplica “Queremos ver a Jesús”, del domingo pasado, el obispo comentó: “Así como les pasa a los discípulos, cada uno de nosotros quiere ver a Jesús, lo buscamos y deseamos entrar en comunión con Él”.

Por otra parte, mirando el camino sinodal de la Iglesia diocesana y la fase de escucha que está transitando, el prelado invitó a los sacerdotes y a las comunidades cristianas de la diócesis a “afinar el oído para escuchar esa súplica que sube del corazón de los hermanos y hermanas que, aún sin saberlo, buscan al Señor”. En ese sentido, hizo especial mención a las búsquedas de distinto tipo que protagonizan los jóvenes.

Refiriéndose a los óleos y el santo crisma, que son bendecidos durante la Misa Crismal, aseguró que estos elementos “nos indican también cómo debe ser esa escucha: el óleo de los catecúmenos nos ayuda a escuchar todas las luchas y batallas que contienden en el corazón y marcan la vida de las personas. El óleo de los enfermos nos invita a entrar en diálogo con la fragilidad humana en todas sus expresiones, incluso con la propia fragilidad. El crisma, por su parte, nos indica que el Espíritu Santo está vivo y obrando en la vida de tantas personas buenas que, a pesar de muchas dificultades, obran el bien con paciencia, cada día”.

Finalmente, el obispo invitó a reconocer que, “si sentimos el llamado a la misión, tenemos que prepararnos para una siembra paciente, perseverante y muy atenta a los signos del Espíritu”. Esto supone la existencia de cristianos y comunidades “con hondura espiritual”, arraigados en el Espíritu y el encuentro con el Señor. “De ahí viene la paciencia pastoral para el trabajo misionero”, concluyó.+