Jueves 21 de noviembre de 2024

Mons. Buenanueva: 'Como a Francisco, transfórmanos por la oración'

  • 5 de octubre, 2024
  • San Francisco (Córdoba) (AICA)
En la fiesta patronal, el obispo de San Francisco destacó que "la oración es cuestión de amor, como la fe, como la vida, como lo que es importante y esencial".
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Con el lema "Como a Francisco, transfórmanos por la oración" y en el marco de los 800 años en que san Francisco de Asís recibió los estigmas del Crucificado, la comunidad diocesana de San Francisco celebró el 4 de octubre sus fiestas patronales. Hubo caravana con la imagen del santo por la ciudad y una misa presidida por el obispo local, monseñor Sergio Buenanueva.

Las actividades comenzaron en la noche del jueves 3 de octubre, con una vigilia de oración, en la que los presentes veneraron una reliquia de primer grado que está resguardada en la catedral. 

Cabe recordar que una reliquia de "primera clase" o de "primer grado" puede ser el cuerpo completo o un fragmento, como un poco de carne o hueso, del cuerpo de un santo. En este caso se trató de un huesito del cuerpo de San Francisco de Asís.

El martes 4 de octubre, la fiesta comenzó en Plaza San Francisco, lugar donde nació la ciudad tal como se la conoce en la actualidad. Allí, monseñor Buenanueva celebró la Eucaristía y acompañó la procesión.

Por la tarde, se celebró la misa central en la catedral local. Fue presidida por el obispo y concelebrada por el obispo emérito de San Francisco, monseñor Baldomero Martini y sacerdotes del clero local.

"Como hemos comentado tantas veces, en esa transfiguración de Francisco en Cristo advertimos una gracia que tiene también que ver con nosotros. Es algo que viene de lo alto, nos involucra, nos inquieta e interpela", reflexionó monseñor Buenanueva en la homilía.

"La oración es cuestión de amor, como la fe, como la vida, como lo que es importante y esencial... lo que no puede faltar", añadió.

Por eso, señaló que "los orantes son, en definitiva, hombres y mujeres habitados por el deseo insaciable de encuentro y comunión. Un deseo que brota al ser tocados por el Amor y que solo en el camino del amor puede encontrar su cauce adecuado".

"No cualquier oración nos transforma; solo aquella que se anima a dejarse mirar por el Crucificado, se vuelve auténtica por la humillación del pecador arrepentido y perdonado y que se abre así a la potencia de la gracia", diferenció.

"Esa vocación a la oración que transforma la llevamos inscrita como don desde el Bautismo y la Confirmación. Y se vuelve provocación a nuestra libertad, desafiada a salir de la superficialidad y a animarse a la hondura del mar inmenso de Dios", planteó.

Monseñor Buenanueva destacó que "la oración es don y tarea, vocación y provocación. Es también misión: orar, aprender a orar e invitar a otros a entrar en el misterio de la oración".

Ante esto, se preguntó: "Si nuestra diócesis, sus comunidades y espacios pastorales no son escuela de oración ¿qué sentido tiene su presencia entre los hombres y mujeres de nuestro tiempo?"

"La fe sigue viva, sigue creciendo y comunicándose desde la experiencia más pura y radical: la de un Dios vivo que ama, que se cuela en nuestra vida, que nos invita al encuentro de amor con Él y que, cada día, en su Palabra, en la Eucaristía -altar y sagrario-, en el Rosario, en los pobres y heridos de la vida, y hasta en la calle nos espera para transfigurarnos con su Presencia", alentó.

Por último, el obispo invitó a suplicar con insistencia: "Como a Francisco, transfórmanos por la oración".+