Viernes 19 de abril de 2024

Mons. Bochatey: "El mundo nos está pidiendo vida consagrada, testimonios urgentes"

  • 9 de septiembre, 2019
  • La Plata (Buenos Aires) (AICA)
Mons. Alberto Bochatey OSA, presidió la misa por el Día de la Vida Consagrada, en la capilla Nuestra
Doná a AICA.org

El obispo auxiliar de La Plata, monseñor Alberto Bochatey OSA, presidió el sábado 7 de septiembre la misa por el Día de la Vida Consagrada, en la capilla Nuestra Señora de los Dolores de la catedral platense, donde religiosas y religiosos de las diversas congregaciones renovaron sus votos.



En una reflexión sobre la vocación misionera y de servicio, el prelado ahondó sobre la verdadera esencia de la vida consagrada.



“El mundo nos está pidiendo la vida consagrada, testimonios urgentes, porque el mundo está viviendo cada vez más sin Dios”, aseguró.



Asimismo, recordó que “como lo ha dicho también la Iglesia en distintos documentos, hemos cambiado de época, donde ya no nos sirven algunas cosas que sí nos servían antes”.



“Lo que sucede es que no sabemos cambiar o cambiamos las cosas muy superficiales y no nuestro corazón, verdadero lugar donde la gente puede percibir en nosotros y conocer a través de nosotros a Jesús, la santidad, la gracia, y hacia dónde va el mundo y la Iglesia de hoy”, añadió.

 



Monseñor Bochatey consideró: “Tenemos que enamorar a la gente de aquellas cosas que dan alegría a Dios, aquellas cosas de las cuales Dios nos ha dicho que tenemos que hacer; como es el amor hacia Él y hacia el hermano, el perdonar, la misericordia, el anunciar la Palabra a todos, de vivir las cosas que son verdaderamente auténticas del Cristo vivo”.





En relación a cómo “revivir profundamente nuestros votos (pobreza, castidad y obediencia)”, el obispo auxiliar profundizó: “Debemos, en el mundo de hoy, ir testimoniando claramente la unidad en la familia religiosa, en la familia de Dios”.



En otro momento de la homilía, monseñor Bochatey se refirió también a aquellas mujeres que “tal vez piensan que para ser verdadera mujer se debe terminar con la religión”, al tiempo que ponderó la imagen de María como “la mujer de las mujeres”.



“Hay que recordar que en nuestra fe, la primera persona después de Dios, Jesucristo que es Dios hecho hombre, viene una mujer, María”, añadió, y aseguró que fueron “las religiosas las primeras revolucionarias del mundo de la mujer”.



“La primera organización autónoma de mujeres independientes y productiva fue la vida consagrada, siglo IV y no existía organización independiente de mujeres en el mundo, sino los monasterios y conventos, que hoy llamamos ‘vida religiosa’ y que empezó con San Agustín”, indicó.



Pidió observar detenidamente “la necesidad de vivir intensamente nuestra vida consagrada, ustedes como mujeres y los varones como varones y no como feministas o como machistas, sino como femeninas y masculinos, que es muy distinto”, e indicó: “Tenemos que poder decirle al mundo que se puede ser mujer plena amando a Dios”.



Mons. Bochatey manifestó también que “hay que saber escuchar a Dios que nos habla de forma profunda y tener una sensibilidad, no digo sentimiento, sino sensibilidad de saber percibir que Dios nos habla”, y prosiguió: “No debemos tener miedo de recibir a María, debemos recibirla y a través de su sabiduría, resolver las dificultades de la vida”.



“¿Cuál es la palabra que nos mueve verdaderamente para salir y decirle al mundo, ésta es nuestra vida consagrada, así somos nosotros, los consagrados en la unidad de la Iglesia?, porque el Verbo es uno solo, la Palabra es una sola, la Iglesia es una sola”, argumentó.



En ese sentido, aclaró que por más exenciones que puedan tener las órdenes, congregaciones e institutos que existan, “no se está exento de la Iglesia y mucho menos de la unidad de la misma”. Y sobre esto, advirtió: “Ojo con nuestros ‘juegos legales’ y no con nuestros ‘juegos del espíritu’, porque si algo rompe la unidad, seguro que no es de Dios. Por esto cuando renovemos nuestros votos y compromisos, hagámoslo con profundo sentido de consagración mariana”.



Mons. Bochatey alentó a dar un “testimonio convincente, no tanto por el contenido de mis palabras, sino por la santidad de mi vida.



“Debemos estar renovados plenamente pero con mi santidad, con la sonrisa del alma y de la cara; no solo con los papeles y las leyes”, instó el obispo, quien bregó porque nuestra vida “sea indiscutida y ejemplar, no digo perfecta porque ¿quién puede decir perfecto?, pero sí testimonio, sí santidad y esfuerzo”.



En cuanto al espíritu misionero, el obispo aseguró que “hoy la Iglesia nos está presentando desafíos inmensos, porque el mundo también lo está haciendo y por eso no podemos dar por presupuesta la Fe”. En relación a ello, recordó las palabras del Papa Francisco cuando menciona una y otra vez sobre las “periferias existenciales”, que “no son una búsqueda conceptual, son una realidad humana”.



Mons. Bochatey entregó un mensaje de esperanza y convicción de empezar “por lo elemental, por querernos y cuidar a nuestros ‘viejitos y viejitas’ de la vida consagrada, cuidar nuestras vocaciones y nuestras relaciones interpersonales”.



“Lo más importante de hoy es transmitir toda esa alegría que sentimos en el corazón por la Vida Consagrada”, dijo y finalizó su reflexión con el deseo de “poder vivir todo aquello que Dios nos ha regalado en la Vida Consagrada: ser novicios y novicias eternos, renovándonos en la profesión con esa ilusión verdadera”.



Luego, las religiosas y religiosos procedieron a hacer la oración de renovación de sus votos.+