Viernes 19 de abril de 2024

La Virgen de Caacupé celebró 25 años en Buenos Aires con una gran peregrinación

  • 30 de agosto, 2022
  • Buenos Aires (AICA)
A 25 años de la llegada de la Virgen de Caacupé a la Villa 21/24, la comunidad celebró con una procesión hacia la catedral metropolitana. Al llegar, monseñor Sucunza presidió la misa.
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Un gran número de fieles participó el domingo 28 de agosto de los festejos por el 25° aniversario de la llegada de la imagen de la Virgen de Caacupé a la Villa 21/24, donde se erigió la parroquia que lleva su nombre, y desde entonces acompaña como patrona a la comunidad.

La actividad principal consistió en una procesión desde la parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé hasta la catedral metropolitana de Buenos Aires, de la que participaron 3.000 peregrinos. En la esquina de Iriarte y Luna, donde hace 25 años la comunidad recibió la imagen de la Virgen, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, bendijo a los caminantes.

La peregrinación estuvo animada por la murga, con bombos y trompetas, estandartes y banderas. El colorido fue completado por las banderas argentinas, paraguayas, del Papa y de la “Misión Padre Pepe” (encabezada por el presbítero José María Di Paola). En las pecheras de los peregrinos podía leerse el lema: “La Virgen nos pone de pie”.

Las distintas capillas que forman parte de la Villa, San Antonio, San Blas, San Expedito, Itatí -del llamado Barrio Alegre- y Jesús Vive, dijeron “presente” con afiches y banderas, y acompañaron la peregrinación llevando las imágenes de sus santos patronos.

Sobre los techos de autos y camionetas se pudieron ver imágenes de San Expedito rodeado de globos verdes y rojos, la Virgen de Cochabamba y la de Urkupiña, coronada de claveles y por la bandera de Bolivia. 

Participaron los niños exploradores de Tres Rosas, San Roque y Medalla, la escuela de música, los scouts, los estudiantes de las escuelas primarias y secundarias, el Hogar de Cristo, la Legión de María, el Grupo de lectura Bíblica, otros dispositivos para la recuperación de la exclusión, de las adicciones y de la calle, como la Granja Madre Teresa, el Club de Caacupé, la ermita San José con su carrito llevando a su patrono, la ermita Sagrado Corazón de La Loma, y el Centro Juvenil Padre Daniel de la Sierra, que llevó un esténcil del rostro del primer sacerdote que vivió en la villa.

En el camino, el Centro de Formación Profesional (CFP 15 Pepirí) llevó expuesto su trabajo diario: cerámica, repostería, informática, escultura, herrería, bicicletería, mecánica, velas, carpintería, diseño gráfico y decoración de tortas. Todos los elementos de trabajo, más la bandera de diversos países: Brasil, México, Chile, España, Uruguay, Perú, Paraguay, hasta la Santa Sede. 

También fueron parte de la peregrinación una imagen del Santo Cura Brochero, cargado en los hombros y llevado a pie por el Grupo de Matrimonios, y la Cooperativa AUPA (Acompañamiento de Usuarios de Paco) que agrupa todos los dispositivos (Hurtado, Masantonio, Libertad, las chicas trans de Aními).

El presbítero José María Di Paola empujó la carroza que llevaba la imagen de la Virgen de Caacupé desde La Boca. Se trata del sacerdote que en 1997 llegó a la Villa, encargado de la llegada de la imagen de la patrona, y que este fin de semana volvió a peregrinar con ellos en honor de la Virgen paraguaya.

“Entendimos hace 25 años que la Virgen patrona de Paraguay nos iba a unir. En ese momento la villa tenía muchas banditas, pandillas, que dividían a una comunidad pobre de 15 mil habitantes y la habían convertido en la villa más peligrosa”, explicó el padre Pepe a la agencia Télam mientras se tomaba selfies con sus queridos amigos de la villa de Barracas.

En ese momento el cardenal Antonio Quarracino hizo todo lo necesario para conseguir la imagen y el viaje para ir a buscarla. Pero fue su sucesor, el actual papa Francisco, quien la recibió con una misa. “Después vino peregrinando con nosotros para la villa. Teníamos un solo auto que era el remisero del barrio. Entonces me llamó el secretario de Quarracino para preguntarme por Bergoglio. No lo había visto. Entonces le pregunté a Don Edalio, un histórico, y me dijo que Bergoglio venía atrás de todo con un poncho puesto y rezando el rosario. Por supuesto él no tenía celular, que en ese momento eran enormes. Se tuvo que volver porque lo habían mandado a llamar”, reveló la anécdota de esa histórica jornada que se repitió 25 años después, pero regresando la imagen al altar del mayor templo de Buenos Aires.

El actual arzobispo porteño y cardenal primado, Mario Aurelio Poli, se encuentra en Roma, y fueron los obispos auxiliares, monseñor José María Baliña y monseñor Gustavo Carrara, quienes acompañaron la peregrinación en su nombre.

También peregrinaron los sacerdotes que pasaron por la parroquia Caacupé, entre ellos, Gastón Colombres, de Villa 15; Nicolás Angelotti, que llegó desde Puerta de Hierro; y el padre Carlos Olivero, de Villa Palito ambos de la diócesis de San Justo. También estuvieron el presbítero Sebastián Sury, ex “Ciudad Oculta”, desde hace unos años en la basílica Santa Rosa de Lima; y el padre Sebastián García SJ, de la basílica Sagrado Corazón, de Barracas.

La peregrinación ingresó al centro porteño por la calle Piedras, luego Diagonal Sur, y unos metros antes del monumento a Roca se encontró con María Rosa Muiños, defensora del pueblo porteño, acompañada por la legisladora Claudia Neiras, que saludaron a los fieles.

Metros antes de la Catedral, el Ejército había desplegado las ollas móviles y sus efectivos se encontraban listos para organizar el reparto del locro que había cocinado para el almuerzo tras la misa.

El párroco de Caacupé, Lorenzo de Vedia, pidió vivazmente a los peregrinos que ingresen al templo, “que nadie se quede afuera”. De ese modo, ingresaron todas las imágenes, y por último, la Virgen de Caacupé, custodiada por un “corralito” armado por el Grupo de Hombres para subir las escaleras e ingresar por el pasillo central, vitoreada por la murga y con fuegos artificiales, al tiempo que los bomberos tocaban la sirena.

La misa estuvo presidida por el obispo auxiliar de Buenos Aires, monseñor Joaquín Sucunza, que en su homilía expresó: “Quiero dejarles una imagen. Solo eso. María embarazada llega a ver a su prima Isabel. Se quedó allí tres meses junto a ella, también embarazada. Siento que todos estamos embarazados. De Jesús. Lo tenemos dentro y lo parimos”.

“La vida como viene” y el “Cristo de los villeros” fueron los cantos propios del festejo. Antes de almorzar, se ofreció un aplauso por el primer cardenal paraguayo, Adalberto Martínez Flores, creado horas antes por el papa Francisco. Además, se anticipó que el próximo domingo 4, en el estadio Luna Park, se celebrarán los 15 años de los Hogares de Cristo, el dispositivo para la recuperación de las drogas.+