Sábado 27 de abril de 2024

La comunidad riocuartense destacó el paso de Tucho Fernández por la diócesis

  • 10 de julio, 2023
  • Río Cuarto (Córdoba) (AICA)
En una carta escrita por el obispo Adolfo Uriona, se alegran por la designación del teólogo cordobés y valoran que su sabiduría, "aprendida y trabajada" en estas tierras llegue a la Iglesia universal.
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El obispo de Villa de la Concepción del Río Cuarto, monseñor Adolfo Uriona FDP, escribió una carta en nombre de la comunidad diocesana al designado prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, cardenal electo Víctor Manuel Fernández, en la que se alegra por su nombramiento.

“Sentimos que te llevás a Roma parte de esta historia, de esta experiencia, de esta sabiduría aprendida y trabajada en estas tierras para el servicio de la Iglesia universal junto al Papa Francisco”, destacó.

“Te conocemos y sabemos de la gran capacidad que Dios te ha dado y que has entregado con dedicación y esfuerzo”, agregó.

Monseñor Uriona le aseguró al teólogo cordobés que la comunidad diocesana "se enriqueció mucho con tu sabiduría, con tus enseñanzas, con tu pastoreo”, en esa jurisdicción eclesiástica.

“Nos alegra que ahora la Iglesia universal pueda recibir tu valioso aporte. ¡Que el Señor y María Inmaculada, patrona de la diócesis, te bendigan y hagan fecunda tu nueva misión! Rezamos por vos. Te esperamos siempre con cariño”, concluyó.

Texto de la carta
A Mons. Víctor Manuel Fernández

Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe

Querido P. Tucho:

Los laicos, laicas, consagradas, consagrados, seminaristas, diáconos, sacerdotes y el Obispo de la Diócesis Villa de la Concepción del Río Cuarto nos alegramos por tu nombramiento como Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.

Damos gracias a Dios por todo lo que hemos compartido con vos en estas tierras. Desde tu Alcira Gigena natal que te vio nacer y fue testigo de tus primeros pasos en la vida y en el camino de la fe en la comunidad de la Parroquia San José de Tegua; desde el Seminario Mayor “Jesús Buen Pastor” que te tuvo como formador, profesor y director de estudios; desde tu querida Parroquia Santa Teresita de Río Cuarto donde, según decís, viviste los años más felices y por lo que sostenés que lo más lindo de la vida sacerdotal es ser párroco de una comunidad; hasta tu último servicio en el Seminario Diocesano antes de tu nombramiento como decano de la Facultad de Teología de la Universidad Católica Argentina. Valoramos tu entrega y sacrificio particularmente cuando siendo párroco o formador viajabas cada semana a dar clases a Buenos Aires. 

Sentimos que te llevás a Roma parte de esta historia, de esta experiencia, de esta sabiduría aprendida y trabajada en estas tierras para el servicio de la Iglesia Universal junto al Papa Francisco. De hecho, nos llena de gozo que el Santo Padre, en su discernimiento, haya considerado tu ministerio en nuestra Diócesis como lo expresa en la carta que te envió.

Te conocemos y sabemos de la gran capacidad que Dios te ha dado y que has entregado con dedicación y esfuerzo. Por esto creemos que podrás, con la gracia de Dios, asumir el enorme desafío que se te pide: “aumentar la inteligencia y la transmisión de la fe al servicio de la evangelización, de modo que su luz sea criterio para comprender el significado de la existencia, sobre todo frente a las preguntas que plantean el progreso de las ciencias y el desarrollo de la sociedad”. Y sabemos que podrás propiciar “un pensamiento que sepa presentar de modo convincente un Dios que ama, que perdona, que salva, que libera, que promueve a las personas y las convoca al servicio fraterno” (Carta del Papa Francisco).

Así describiste tu misión como teólogo hace unos años: “tiendo a pensar que aquello que no ayuda a amar, a gozar, a mejorar el mundo y la sociedad, o al menos encontrarle sentido a lo que uno vive, posiblemente no sea verdadero o no haya sido adecuadamente planteado…mi experiencia como catequista, la sencillez de mi madre y la amistad con personas que necesitaban explicaciones muy claras me enseñó a adaptar el lenguaje…”. 

Nosotros nos hemos enriquecido mucho con tu sabiduría, con tus enseñanzas, con tu pastoreo en esta Diócesis. Nos alegra que ahora la Iglesia Universal pueda recibir tu valioso aporte.

¡Que el Señor y María Inmaculada, patrona de la Diócesis, te bendigan y hagan fecunda tu nueva misión!

Rezamos por vos. Te esperamos siempre con cariño…

¡Un abrazo grande!+