Viernes 22 de noviembre de 2024

Hace 78 años era bombardeada Nagasaki, ciudad símbolo del catolicismo japonés

  • 9 de agosto, 2023
  • Nagasaki (Japón) (AICA)
Hoy, 9 de agosto, se cumplen 78 años de la segunda bomba atómica arrojada por EE.UU. sobre Japón. La comunidad católica nipona perdió, ese día, a dos tercios de sus miembros
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El jueves 9 de agosto de 1945, a las 11, un bombardero estadounidense B-29 arrojó la bomba nuclear "Fat Man" sobre la ciudad de Nagasaki, ocasionando directamente la muerte de, al menos, 40 mil personas. Tres días después de Hiroshima (que había dejado un saldo de 75 mil muertos), el segundo bombardeo nuclear de la historia golpeó el centro histórico del catolicismo en el archipiélago japonés.

En vez de caer sobre los alrededores de Mitsubishi, el objetivo original, la bomba de plutonio explotó a 580 metros sobre el distrito de Urakami, un valle en el suburbio industrial de Nagasaki.

Nagasaki era entonces el centro más importante de la comunidad católica japonesa, con una historia que se remonta al siglo XVI, compuesta de persecuciones, pero también de una perseverancia heroica, por la que durante siglos se mantuvo la fe en silencio, bautizando en secreto a sus hijos aunque no pudieran acceder a la Eucaristía por falta de sacerdotes.

Y fue en Nagasaki, en 1597, donde 26 católicos fueron martirizados y fue también en esa ciudad donde otros 56 creyentes fueron asesinados en 1622.

La bomba nuclear estalló a 500 metros de altura, a medio kilómetro de la Urakami Tenshudo, la catedral de la Inmaculada Concepción, cuyas agujas habían sido tomadas como punto de referencia por los pilotos del B-29 y que quedó destruida.

En ese momento, había en la catedral unos 30 fieles, confesándose para prepararse dignamente para las celebraciones de la Asunción de la Virgen. La catedral destruida era la mayor iglesia católica de Asia, edificada a lo largo de 30 años.

Entre los escombros, se encontró una cruz de un metro de alto y 30 cm de ancho, decorada con hojas de oro, la cual fue confiada, unos meses después de la tragedia, a un soldado estadounidense, Walter Hooke, por el obispo de Nagasaki, monseñor Aijiro Yamaguchi. Como teniente segundo en la Infantería de Marina, Walter Hooke conservó la cruz irradiada como una reliquia, antes de donarla en 1982 al Centro de Recursos para la Paz de la Universidad de Wilmington, en el estado de Ohio.

Luego, el 7 de agosto de 2019, esa cruz regresó a su santuario original. La directora de esa institución estadounidense, Tanya Maus, viajó hasta Japón para entregarla personalmente a las autoridades de la actual catedral de Nagasaki, reconstruida sobre las ruinas de la antigua.

Monseñor Mitsuaki Takami, arzobispo de Nagasaki, dijo entonces, mientras recibía la reliquia: "Esta cruz nos dice lo brutales que pueden llegar a ser los humanos y, al mismo tiempo, nos da esperanza".+