Viernes 22 de noviembre de 2024

Francisco recordó el legado y los dones de san Juan Pablo II

  • 10 de octubre, 2018
  • Ciudad del Vaticano
"San Juan Pablo II enriqueció a la Iglesia universal con una gran cantidad de dones. Fiel a estas raíces, trató de hacer que la Iglesia se erigiera como guardiana de los derechos inalienables del hombre, de la familia y de los pueblos, para ser signo de paz, de justicia y de desarrollo integral para toda la familia humana", dijo el papa Francisco al recibir hoy a un grupo de peregrinos polacos de la arquidiócesis de Cracovia, presentes en Roma para conmemorar el 40º aniversario de la elección del papa polaco el próximo 16 de octubre.
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El papa Francisco recordó hoy a san Juan Pablo II durante la audiencia que concedió, en el Aula Pablo VI, a un grupo de peregrinos polacos de la arquidiócesis de Cracovia, presentes en Roma para conmemorar el 40º aniversario de la elección del papa polaco el próximo 16 de octubre.

En su discurso el pontífice aseguró que "san Juan Pablo II enriqueció a la Iglesia universal con una gran cantidad de dones, que en gran parte heredó del tesoro de la fe y la santidad de su tierra y de su Iglesia".

"Trajo en su corazón y, por así decirlo, en la carne los testimonios de los santos de Cracovia: desde San Estanislao y Santa Eduvigis reina, hasta San Alberto y Santa Faustina", dijo Francisco.

De ellos, "aprendió la dedicación ilimitada a Dios y la gran sensibilidad para cada hombre; dedicación y sensibilidad manifestadas en su ministerio sacerdotal, episcopal y papal".

San Juan Pablo II, dijo el Papa, "recibió "de Dios el gran don de poder leer los signos de los tiempos a la luz del Evangelio, y lo hizo fructificar a beneficio del camino de su pueblo, de su pueblo, que en los diversos acontecimientos dolorosos nunca perdió la confianza en Dios ni la fidelidad a la propia cultura arraigada en el espíritu cristiano".

"Fiel a estas raíces, trató de hacer que la Iglesia se erigiera como guardiana de los derechos inalienables del hombre, de la familia y de los pueblos, para ser signo de paz, de justicia y de desarrollo integral para toda la familia humana". Al mismo tiempo, "subrayaba siempre la prioridad de la gracia y la obediencia a la voluntad de Dios, antes de cualquier cálculo humano".

"Esta rica herencia, que San Juan Pablo II nos ha dejado, es para nosotros, y especialmente para sus compatriotas, un desafío para ser fieles a Cristo y responder con alegre dedicación al llamado a la santidad, que el Señor dirige a cada uno y cada una de nosotros, en nuestra situación personal, familiar y social específica".

Por último, el Papa agradeció a la Iglesia en Cracovia la acogida que le brindó durante la Jornada Mundial de la Juventud de 2016. +