Viernes 19 de abril de 2024

Francisco: Que del silencio de la pandemia se abra a un nuevo canto de fraternidad

  • 4 de febrero, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Videomensaje del Papa con motivo de la IV Conferencia Internacional de Música, organizada por el Pontificio Consejo para la Cultura
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La música como lenguaje que puede recrear y sostener la fraternidad universal: es el corazón del videomensaje del papa Francisco enviado a los participantes en la conferencia internacional de música de dos días, organizada por el Pontificio Consejo para la Cultura, en colaboración con el Pontificio Instituto de Música Sacra y el Pontificio Instituto Litúrgico de la Universidad Sant'Anselmo, sobre el tema “Iglesia y música: textos y contextos”.

El silencio de la crisis que vive el mundo afectado por el virus puede ser un espacio “vacío” o de “escucha”. El Papa afronta esta doble realidad reflexionando sobre el “poder de la música” y el canto, que pueden evocar la Palabra de Dios y ayudar a generar un espíritu de fraternidad en todas partes. 

El pontífice anhela que las reflexiones sobre el tema elegido para esta cuarta edición, “Textos y contextos”, puedan enriquecer a las comunidades eclesiales y a quienes trabajan en el campo musical, un ámbito que el Papa define “muy importante para la liturgia y la evangelización”.

Francisco cita la exhortación de Isaías a alabar al Señor con un nuevo cántico y recuerda que “la Biblia inspiró a innumerables expresiones musicales, incluidas páginas fundamentales en la historia de la música”, en los distintos continentes y también en la época contemporánea.

Muchas comunidades eclesiales, en las últimas décadas, supieron interpretar estos textos siguiendo las nuevas formas musicales y mejorando la herencia antigua. El patrimonio musical de la Iglesia, de hecho, es muy variado y puede apoyar, además de la liturgia, incluso la actuación en concierto, en la escuela o en la catequesis, e incluso en el teatro.

El pensamiento de los músicos en dificultades por la pandemia
El Papa no deja de aprovechar esta oportunidad para dirigir palabras de solidaridad a todos aquellos que de diversas formas han sufrido en su profesión el fuerte recorte generado por las consecuencias de la pandemia de Covid.

A los músicos, que vieron su vida y su profesión trastornados por las exigencias del distanciamiento; a quienes perdieron su trabajo y contacto social; a quienes tuvieron que afrontar los momentos necesarios de formación, educación y vida comunitaria en contextos difíciles.

Al mismo tiempo elogió los “importantes esfuerzos” de muchos que continuaron ofreciendo un servicio musical con nueva creatividad.

Este es un compromiso válido no solo para la Iglesia, sino también para el horizonte público, para la propia “red”, para quienes trabajan en salas de conciertos y otros lugares donde la música está al servicio de la comunidad.

“Donde hay música, no puede haber nada malo”. El Papa cita a Miguel Cervantes en el Don Quijote y expresa el deseo de que renazca este aspecto de la vida social.

Numerosos textos y composiciones, a través del poder de la música, estimulan la conciencia personal de cada uno y también crean una fraternidad universal.

El desafío común es la escucha mutua
Francisco vuelve a citar al profeta Isaías y habla del valor del silencio, de la pausa, elementos que conoce el buen músico que, alternando sonido y silencio, permite escuchar. Esta es una “dimensión fundamental en todo diálogo”. Por tanto, se dirige directamente a los músicos:

Queridos músicos, el desafío común es escucharnos unos a otros. En la liturgia se nos invita a escuchar la Palabra de Dios, la Palabra es nuestro “texto”, el texto principal; la comunidad, nuestro “contexto”. La Palabra es fuente de sentido, ilumina y guía el camino de la comunidad y la música colabora para llevar el mensaje de la historia de la salvación a los pueblos:

La música también puede ayudar a que los textos bíblicos “hablen” en contextos culturales nuevos y diferentes, de modo que la Palabra divina pueda llegar efectivamente a las mentes y los corazones.

Refiriéndose a la opción de prestar atención, en el contexto de la conferencia, a las formas musicales más diversas como expresión de la variedad de culturas y comunidades locales, el papa Francisco subraya el valor del arte musical que también incluye la dimensión de la corporeidad. Le sucede, por ejemplo, a las civilizaciones indígenas, donde el ritual de celebración y baile se fusiona con la música.

En este contexto, pueden surgir narrativas atractivas al servicio de la evangelización.

También mencionó un paralelismo que se encuentra a menudo en la tradición popular: “¡Sentirse bien es para cantar bien y cantar bien es para sentirse bien!

Francisco concluye su mensaje con una pregunta vinculada al contexto de la pandemia que estamos viviendo:

“¿Es el silencio que vivimos vacío o estamos escuchando? ¿Está vacío o estamos escuchando? ¿Permitiremos luego la aparición de una nueva canción?” 

“El texto y el contexto, ahora presentes en una nueva forma, nos estimulan a retomar nuestro camino juntos, porque “la unidad de los corazones se profundiza con la unidad de las voces”. Voces, instrumentos musicales y composiciones continúan expresando, en el contexto actual, la armonía de la voz de Dios, conduciendo hacia la “sinfonía”, es decir, la hermandad universal. +