Sábado 27 de abril de 2024

Francisco: 'Estamos llamados a buscar activamente la paz y la reconciliación'

  • 31 de enero, 2024
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
El Papa continuó su catequesis sobre los pecados capitales y definió la ira como un vicio omnipresente y destructivo de las relaciones humanas, que se supera mediante el perdón y la reconciliación.
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Continuando con su ciclo de catequesis sobre los vicios y las virtudes, el Papa Francisco se detuvo este miércoles en la ira, “un vicio particularmente oscuro”.

Las pasiones no son siempre malas, "nos corresponde a nosotros, con la ayuda del Espíritu Santo”, encontrar su “justa medida" y educarlas “para que se vuelvan hacia el bien", aseguró el pontífice, quien al final de la audiencia general afirmó que también existe "una santa indignación", como la que es necesario sentir ante una injusticia.

En el Aula Pablo VI, el sucesor de Pedro recordó que, a menudo, la ira “no se dirige sólo contra quien creemos que nos ha hecho mal, sino también contra la primera persona que resulta estar a nuestro alcance”.

A modo de ejemplo, Francisco relató: “Hay hombres que contienen su ira en el lugar de trabajo, mostrándose tranquilos y compasivos, pero que una vez llegados a la casa se vuelven insoportables para la esposa y los hijos”.

“La ira es un vicio desenfrenado: es capaz de quitar el sueño y de hacernos continuamente maquinar en nuestra mente, sin lograr encontrar una barrera para razonamientos y pensamientos”, aseguró.

Llegar pronto a la reconciliación
La ira, prosiguió Francisco, "es un vicio destructivo de las relaciones humanas", y expresa la incapacidad de aceptar a quien es distinto de nosotros o piensa de manera diferente; provoca resentimientos que terminan involucrando no sólo ciertos comportamientos, sino a todas las personas que tenemos delante.

“Es un vicio que quita lucidez y que, a menudo, no se calma con el paso del tiempo”. Por eso es importante, sostuvo el Papa, tratar de afrontar enseguida el problema y llegar a la reconciliación.

A su vez, afirmó que, “cuando una persona está dominada por la ira, siempre dice que el problema es del otro. Nunca es capaz de reconocer sus propias faltas, sus propios defectos”.

Ejercitarse en el arte del perdón
“Todos somos pecadores, y todos tenemos las cuentas en números rojos: no lo olviden”, recordó el Papa, indicando que, por tanto, “todos tenemos que aprender a perdonar para ser perdonados. Lo que contrarresta la ira es la benevolencia, la amplitud de corazón, la mansedumbre, la paciencia”.

La ira es un vicio terrible, porque está "en el origen de las guerras y la violencia", subrayó a continuación. Además, prosiguió, es un sentimiento que no siempre hay que negar, pues existe una "santa indignación”, que no es 'ira', sino un movimiento interior.

“A veces es bueno que la ira se desahogue de la manera adecuada. Si una persona no se enfada nunca, si no se indigna ante la injusticia, si no siente algo que le estremece las entrañas ante la opresión de un débil, entonces significaría que no es humana, y mucho menos cristiana”, sentenció.

Por último, Francisco llamó a mirar a Jesús, a quien el Evangelio describe a veces como indignado, pero que "nunca respondió al mal con el mal". "Nos corresponde a nosotros, con la ayuda del Espíritu Santo, encontrar la justa medida de las pasiones, educarlas bien para que se vuelvan al bien y no al mal", concluyó.+