Jueves 28 de marzo de 2024

Francisco: El camino de Jesús no es el del éxito o la gloria terrenal

  • 13 de septiembre, 2015
  • Ciudad del Vaticano
"Ponerse en el camino de Jesús significa tomar la propia cruz -todos la tenemos- para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es el del éxito o de la gloria terrenal, sino el que lleva a la verdadera libertad, la libertad del egoísmo, del pecado", dijo el papa Francisco, este domingo, desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico, en sus palabras previas al rezo de la oración mariana del Ángelus.
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"Ponerse en el camino de Jesús significa tomar la propia cruz -todos la tenemos- para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es el del éxito o de la gloria terrenal, sino el que lleva a la verdadera libertad, la libertad del egoísmo, del pecado", dijo el papa Francisco, este domingo, desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico, en sus palabras previas al rezo de la oración mariana del Ángelus.

Ante varios miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro, el Pontífice se refirió al Evangelio del día que presenta a Jesús quien, en camino hacia Cesarea de Filippo, pregunta a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que soy yo?".

Palabras del papa Francisco
"Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

El evangelio de hoy nos presenta a Jesús que en camino hacia Cesarea de Filipo, interroga a los discípulos: "¿Quien dice la gente que soy yo? Estos responden que algunos lo consideran Juan el Bautista resucitado, otros, Elías o uno de los grandes profetas. La gente apreciaba a Jesús, lo consideraba un ´enviado de Dios´, pero no lograba aún a reconocerlo como el Mesías anunciado y esperado. Y Jesús pregunta nuevamente ´¿Y ustedes quien dicen que soy yo?´.

Esta es la pregunta más importante con la cual Jesús se dirige directamente a aquellos que lo han seguido, para verificar la propia fe. Pedro en nombre de todos exclama de manera espontánea: ´Tu eres el Cristo´.

Jesús queda impresionado con la fe de Pedro, reconoce que ésta es fruto de una gracia especial de Dios Padre. Y entonces revela abiertamente a los discípulos lo que le espera en Jerusalén, o sea que ´El Hijo del hombre deberá sufrir mucho, ser asesinado y después de tres días resucitar´.

El mismo Pedro que ha apenas profesado su fe en Jesús como el Mesías, se escandaliza de estas palabras. Llama aparte al Maestro y le reta atención.

¿Y cómo reacciona Jesús? A su vez le llama la atención a Pedro por ésto, con palabras muy severas. ´¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás!, -le dice Satanás-- porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres´.

Jesús se da cuenta que en Pedro, como en los otros discípulos -y en cada uno de nosotros- a la gracia del Padre se opone la tentación del maligno, que quiere distraerlo de la voluntad de Dios.

Anunciando que tendrá que sufrir y ser condenado a muerte para después resucitar, Jesús quiere hacerle entender a quienes los siguen que Él es un Mesías humilde y servidor. Es el Siervo obediente a la voluntad del Padre, hasta el sacrificio completo de la propia vida.

Por esto dirigiéndose a la toda la multitud que allí estaba, declara que quien quiere ser su discípulo tiene que aceptar ser siervo, como Él se ha hecho siervo, y advierte: ´Si alguien quiere venir atrás de mi, reniegue a sí mismo, tome su cruz y me siga´.

Ponerse en el camino de Jesús significa tomar la propia cruz -todos la tenemos- para acompañarlo en su camino, un camino incómodo que no es el del éxito o de la gloria terrenal, sino el que lleva a la verdadera libertad, la libertad del egoísmo, del pecado.

Se trata de operar un neto rechazo de aquella mentalidad mundana que pone el propio yo y los propios intereses en el centro de la existencia. No esto no es lo que Jesús quiere de nosotros. En cambio nos invita a perder la propia vida por Cristo y el evangelio, para recibirla renovada y auténtica.

Podemos estar seguros, gracias a Jesús, que este camino lleva a la resurrección, a la vida plena y definitiva con Dios. Decidir seguir a nuestro Maestro y Señor que se ha hecho siervo de todos, exige una unión fuerte con Él, escuchar con atención y asiduidad su palabra, -hay que acordarse de leer todos los días un pasaje del evangelio- y en los sacramentos.

Hay jóvenes aquí en la plaza, yo les pregunto solamente: ¿han sentido el deseo de seguir a Jesús más de cerca? Piénsenlo, recen y dejen que el Señor les hable.

La Virgen María que siguió a Jesús hasta el Calvario, nos ayude a purificar siempre nuestra fe de las falsas imágenes de Dios, para adherir plenamente a Cristo y a su evangelio".