Jueves 21 de noviembre de 2024

Francisco: Dios nos ama en nuestras flaquezas, abrámosle la puerta

  • 3 de enero, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En el primer domingo del año, el Papa recuerda que "Dios siempre quiere comunicarse con nosotros"
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Que Jesús es el Verbo, “significa que desde el principio Dios quiere comunicarse con nosotros, quiere hablarnos”. Y “se hizo carne”, no “para visitarnos”, sino para “estar con nosotros”, en estos puntos esenciales, el papa Francisco centró su reflexión del Evangelio de este primer domingo del año 2021 antes del rezo del Ángelus, desde la biblioteca del palacio apostólico.

El Santo Padre reflexionó sobre el Evangelio de San Juan que no narra un episodio de la vida de Jesús, sino que nos habla de Él antes de que naciera: “Nos retrotrae para revelar algo sobre Jesús antes de que viniera entre nosotros”, dijo el Papa recordando que el Evangelio de este día dice que Aquel que hemos contemplado en su Natividad, Jesús, existía antes: «Antes del comienzo de las cosas, antes del universo. Él está antes del espacio y el tiempo. “En Él estaba la vida” antes de que apareciera la vida».

Al respecto, el pontífice puntualizó que San Juan lo llama Verbo, es decir, Palabra. Pero... ¿Qué quiere decirnos?

“La Palabra sirve para comunicar: no se habla solo, se habla con alguien. Así pues, el hecho de que Jesús sea desde el principio la Palabra significa que desde el principio Dios se quiere comunicar con nosotros, quiere hablarnos”, afirmó el Papa subrayando que el Hijo unigénito del Padre “quiere decirnos la belleza de ser hijos de Dios”; es “la luz verdadera” y quiere alejarnos de las tinieblas del mal; es “la vida que conoce nuestras vidas y quiere decirnos que las ama desde siempre”.

Asimismo, Francisco señaló que este es el mensaje maravilloso de hoy: “Jesús es la Palabra eterna de Dios, que desde siempre piensa en nosotros y desea comunicarse con nosotros” y para hacerlo “fue más allá de las palabras” ya que “se hizo carne y habitó entre nosotros”.

La expresión “se hizo carne” hace referencia al hecho de que “Dios se hizo fragilidad para tocar de cerca nuestras fragilidades” -continuó explicando el Papa- por lo tanto, desde el momento en que el Señor se hizo carne, nada en nuestra vida le es ajeno: “Fue una decisión audaz la de Dios, la de hacerse carne”, argumentó Francisco profundizando sobre el deseo de nuestro Creador de unirse eternamente con la humanidad.

“No hay nada que Él desdeñe; podemos compartir todo con Él porque Dios se hizo carne para decirte que te ama precisamente allí, en tus fragilidades; precisamente allí donde más te avergüenzas. Se hizo carne y no se volvió atrás. No asumió nuestra humanidad como un vestido, que se pone y se quita. No, nunca se separó de nuestra carne. Y jamás se separará de ella: ahora y por siempre está en el cielo con su cuerpo de carne humana. Se unió para siempre a nuestra humanidad”.

Igualmente, San Juan dice en el Evangelio que Jesús vino a habitar entre nosotros: “No vino de visita, vino a vivir con nosotros, a estar con nosotros”, aseveró el obispo de Roma, haciendo hincapié en que lo que el Hijo de Dios desea de nosotros es una gran intimidad: “Quiere que compartamos con Él alegrías y penas, deseos y temores, esperanzas y tristezas, personas y situaciones”.

“Hagámoslo, abrámosle nuestro corazón, contémosle todo”, concluyó Francisco, compartiendo una intención de oración especial:

“Detengámonos en silencio ante el pesebre para saborear la ternura de Dios que se hizo cercano, que se hizo carne. Y sin miedo, invitémosle a nuestra casa, a nuestra familia, a nuestras fragilidades. Vendrá y la vida cambiará”. 

“La Santa Madre de Dios, en quien el Verbo se hizo carne, nos ayude a acoger a Jesús, que llama a la puerta del corazón para vivir con nosotros” +