En sus intenciones luego del rezo del Ángelus, León XIV pidió un alto el fuego y que reine el diálogo, la solidaridad y la acción humanitaria para la población de esos países.
Antes de la oración mariana, León XIV, exhortó a los fieles a ser constructores aún más fervientes de la fraternidad frente a los dramas mundiales de la guerra y la injusticia.
León XIV animó a los fieles, durante el rezo del Ángelus dominical, a reconocer honestamente sus propios errores y así contribuir a la construcción del Reino de Dios.
León XIV pidió que los bienes del mundo se utilizaran para la "verdadera riqueza", es decir, la amistad con Jesús y con nuestros semejantes.