Francisco: "Con el Señor, nuestro corazón estará siempre lleno de alegría"
- 16 de diciembre, 2018
- Ciudad del Vaticano
Durante el rezo del Ángelus en el tercer domingo de Adviento, el papa Francisco realizó la tradicional bendición de las imágenes del niño Jesús de los fieles presentes en la plaza San Pedro. "La liturgia de hoy nos invita a la alegría", exclamó desde la ventana del Palacio Apostólico, y se refirió al primer paso para la conversión: "Ser personas dispuestas a ponernos en discusión" y preguntarnos "¿Qué debemos hacer?".
Al comenzar, el Pontífice se refirió a la primera lectura del profeta Sofonías, que "hace un llamado especialmente apropiado para el tiempo en que nos preparamos a la Navidad". Señaló que los habitantes de la ciudad Santa están llamados a regocijarse porque el Señor ha revocado su condena y Dios ha perdonado, "¡No ha querido castigar!", puntualizó el Papa, "porque el amor del Señor por su pueblo es incesante, comparable a la ternura del padre por sus hijos, del esposo por su esposa".
Luego recordó el relato evangélico de Lucas: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo", anuncio que "también hoy está dirigido a la Iglesia", indicó Francisco.
"Alégrate, pequeña comunidad cristiana, pobre y humilde, pero bella a mis ojos porque deseas ardientemente mi Reino, tienes hambre y sed de justicia, tejes con paciencia entramados de paz, no sigues a los poderosos de turno, sino que permaneces fielmente junto a los pobres. Y así no tienes miedo de nada, sino que tu corazón está en la alegría".
Ante la presencia del Señor, "nuestro corazón estará siempre lleno de alegría", explicó el papa Francisco, y esta puede ser una alegría "de alto nivel", o bien "la de todos los días", una alegría humilde pero que es paz: "La paz es la alegría más pequeña, pero es alegría", dijo.
"Ninguna preocupación, ningún temor logrará jamás quitarnos la serenidad que proviene de saber que Dios guía amorosamente nuestra vida, siempre", describió Francisco; e incluso en medio de los problemas y los sufrimientos, "esta certeza alimenta la esperanza", porque "el Señor jamás rechaza nuestras invocaciones".
Al concluir, el Santo Padre señaló las claves para alcanzar la alegría del Señor y la conversión: "Ser personas dispuestas a ponernos en discusión", y preguntarle al Señor: "¿Qué debemos hacer?".+