Viernes 29 de marzo de 2024

Francisco a jóvenes tailandeses: "Mirar el futuro con confianza y sin miedo"

  • 22 de noviembre, 2019
  • Bangkok (Tailandia) (AICA)
Misa con los jóvenes tailandeses en la catedral de la Asunción de Bangkok
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El papa Francisco invitó a los jóvenes de Tailandia a “mirar el futuro con confianza”, sin miedo y con alegría, durante la misa que celebró hoy para ellos en la catedral de la Asunción de Bangkok, en el último día de su visita apostólica a este país asiático y antes de partir rumbo a Japón.



“Ustedes son una nueva generación, con nuevas esperanzas, sueños y preguntas; seguramente también con algunas dudas, pero, arraigados en Cristo, los invito a mantener viva la alegría y a no tener miedo de mirar el futuro con confianza. Arraigados en Cristo, miren con alegría y confianza”, expresó.



“El Evangelio de hoy nos habla de diez jóvenes invitadas a mirar el futuro y formar parte de la fiesta del Señor. El problema fue que sólo algunas de ellas estaban preparadas para recibirlo; no porque se hayan quedado dormidas sino porque les faltó el aceite necesario, el combustible interior para mantener encendido el fuego del amor”, reflexionó.



El pontífice explicó que las jóvenes del Evangelio “tenían un gran impulso y motivación, querían participar del llamado y la convocatoria del Maestro, pero con el tiempo se fueron apagando, se les fueron agotando las fuerzas y las ganas, y llegaron tarde. Una parábola de lo que nos puede suceder a todos los cristianos cuando, llenos de impulsos y ganas, sentimos el llamado del Señor a tomar parte en su Reino y a compartir su alegría con los demás”.



Dirigiéndose a los jóvenes, Francisco aseguró que “el Señor sabe que, por medio de ustedes, jóvenes, entra el futuro en estas tierras y en el mundo, y con ustedes cuenta para llevar adelante su misión hoy. Así como Dios tenía un plan para el pueblo elegido, también tiene un plan para cada uno de ustedes”.



“Es frecuente que, frente a los problemas y obstáculos; frente al sufrimiento de personas queridas, o a la impotencia de experimentar situaciones que parecen imposibles de ser cambiadas, entonces la incredulidad y la amargura pueden ganar espacio e infiltrarse silenciosamente en nuestros sueños, haciendo que se enfríe nuestro corazón, se pierda la alegría y que lleguemos tarde”, sostuvo.



“Por eso, me gustaría preguntarles: ¿Quieren mantener vivo el fuego capaz de iluminarlos en medio de la noche y de las dificultades?, ¿quieren prepararse para responder al llamado del Señor?, ¿quieren estar listos para hacer su voluntad?”, interpeló, y agregó: “¿Cómo procurarse el aceite que los mantiene en movimiento y los impulsa a buscar al Señor en cada situación?”



Francisco expresó su deseo de que “el fuego del Espíritu no se apague, y puedan mantener viva la mirada y el corazón, es necesario estar bien arraigados en la fe de nuestros mayores: padres, abuelos y maestros. No para quedarse presos del pasado, sino para aprender a tener ese coraje capaz de ayudarnos a responder a las nuevas situaciones históricas”.



La vida de los padres en la fe “fue una vida que resistió muchas pruebas y mucho sufrimiento. Pero en el camino, descubrieron que el secreto de un corazón feliz es la seguridad que encontramos cuando estamos anclados, enraizados en Jesús: en su vida, en sus palabras, en su muerte y resurrección”, sostuvo.



“Sin este firme sentido de arraigo, podemos quedar desconcertados por las ‘voces’ de este mundo que compiten por nuestra atención. Muchas de ellas son atractivas, propuestas bien maquilladas que al inicio parecen bellas e intensas, aunque con el tiempo solamente terminan dejando vacío, cansancio, soledad y desgano, y van apagando esa chispa de vida que el Señor encendió un día en cada uno”, agregó.



El Papa finalizó su homilía insistiendo en que “la amistad cultivada con Jesucristo es el aceite necesario para iluminar el camino, vuestro camino, pero también el de todos los que los rodean: amigos, vecinos, compañeros de estudio y trabajo, incluso el de aquellos que están en total desacuerdo con ustedes”.



» Texto completo de la homilía



La catedral de la Asunción es un lugar emblemático para los católicos tailandeses. Finalizada en 1821, gracias a la iniciativa de un misionero francés, se convirtió en el punto de referencia de los cristianos que llegaban a Bangkok.



Aunque sufrió numerosos daños durante los bombardeos producidos en la Segunda Guerra Mundial, la iglesia fue restaurada y renovada.



El papa San Juan Pablo II la visitó el 11 de mayo de 1984 durante el viaje apostólico que realizó a Corea, Papúa Nueva Guinea, las Islas Salomón y Tailandia.+