Viernes 26 de abril de 2024

Eslovaquia: El Papa pide que Europa se distinga por la solidaridad

  • 13 de septiembre, 2021
  • Bratislava (República de Eslovaquia) (AICA)
En el marco de su visita a Eslovaquia el pontífice invitó al país a ser "un mensaje de paz en el corazón de Europa"
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El papa Francisco pidió este lunes 13 de septiembre, segundo día de su visita a Eslovaquia, que "Europa se distinga por una solidaridad que, atravesando las fronteras, pueda volver a llevarla al centro de la historia"

La segunda jornada del pontífice en Eslovaquia inició con una visita a la presidenta de la República, la señora Zuzana Caputova, en el Palacio Presidencial, donde tuvo lugar la ceremonia de bienvenida.

Entre himnos, banderas y Guardias de Honor, dos niños, sobre la alfombra roja, le regalaron al Papa pan y sal. 

Francisco junto Caputova realizaron la tradicional foto oficial y después se dirigieron hacia la Sala de Oro del Palacio Presidencial para el encuentro privado.

Durante el encuentro, el Santo Padre y la presidenta eslovaca procedieron a la firma en el Libro de Honor, presentación de la familia y tuvo lugar el intercambio de regalos. El Papa regaló a la mandataria de Eslovaquia un azulejo de la medalla del viaje.

Al término del encuentro, ambos se acercaron hacia el jardín del Palacio Presidencial para el segundo encuentro del Pontífice en esta jornada y donde tuvo lugar su primer discurso del día: con las autoridades, la sociedad civil y el Cuerpo Diplomático, y demás autoridades políticas y religiosas. Alrededor de 250 personas.

Un mensaje de Paz en el corazón de Europa
El papa Francisco afirmó que viene “como peregrino en un país joven, pero de historia antigua, en una tierra de raíces profundas situada en el corazón de Europa. Verdaderamente me encuentro en una “tierra media”, que vio muchas transiciones. Veintiocho años atrás el mundo admiró el nacimiento sin conflictos de dos países independientes”.

El Santo Padre pidió que esta misma historia del país “llama a Eslovaquia a ser un mensaje de paz en el corazón de Europa. Es lo que sugiere la gran franja azul de su bandera, que simboliza la fraternidad con los pueblos eslavos. Fraternidad es lo que necesitamos para promover una integración cada vez más necesaria. Esta urge ahora, en un momento en el que, después de durísimos meses de pandemia, se plantea, junto a muchas dificultades, una anhelada reactivación económica, favorecida por los planes de recuperación de la Unión Europea”.

Asimismo, subrayó Francisco, “la sola recuperación económica no es suficiente en un mundo donde todos estamos conectados, donde todos habitamos una tierra media. Que este país, mientras en varios frentes siguen luchas por la supremacía, reafirme su mensaje de integración y de paz, y Europa se distinga por una solidaridad que, atravesando las fronteras, pueda volver a llevarla al centro de la historia. La historia eslovaca está marcada de manera indeleble por la fe”.

Francisco recordó las grandiosas vidas de los santos hermanos Cirilo y Metodio: “Ellos difundieron el Evangelio cuando los cristianos del continente estaban unidos; y todavía hoy unen las confesiones de esta tierra". 

"Eran reconocidos por todos y buscaban la comunión con todos: eslavos, griegos y latinos. La solidez de su fe se traducía así en una apertura espontánea. Es un legado que ustedes están llamados a recoger, para ser también en este tiempo un signo de unidad”, destacó el pontífice.

Pan y sal
El papa Francisco reflexionó entonces sobre las expresiones típicas de la acogida eslava, que ofrece a los visitantes el pan y la sal: “El pan, elegido por Dios para hacerse presente entre nosotros, es esencial". 

"La Escritura -explicó el pontífice- invita a no acumularlo, sino a compartirlo. El pan del que habla el Evangelio siempre se parte. Es un fuerte mensaje para nuestra vida cotidiana; nos dice que la riqueza verdadera no consiste tanto en multiplicar cuanto se tiene, sino en compartirlo equitativamente con quien tenemos a nuestro alrededor. Que nadie sea estigmatizado o discriminado. La mirada cristiana no ve en los más frágiles una carga o un problema, sino hermanos y hermanas a quienes acompañar y cuidar”.

Y sobre la sal, el Papa recordó que esta, en primer lugar “da gusto a los alimentos, y lleva a pensar en ese sabor sin el cual la vida se vuelve insípida. No bastan ciertamente estructuras organizadas y eficientes para hacer buena la convivencia humana, se necesita sabor, se necesita el sabor de la solidaridad”.

El Santo Padre recordó a continuación la gran importancia de los jóvenes “que a menudo son engañados por un espíritu consumista que marchita la existencia. Muchos, demasiados en Europa se arrastran en el cansancio y la frustración, estresados por ritmos de vida frenéticos y sin saber cómo encontrar motivaciones y esperanza. El ingrediente que falta es el cuidado por los demás”.

El obispo de Roma señaló que “en esta tierra, hasta hace algunos decenios, un pensamiento único coartaba la libertad; hoy otro pensamiento único la vacía de sentido, reconduciendo el progreso al beneficio y los derechos sólo a las necesidades individualistas."

"Cuántas personas ilustres fueron encerradas en la cárcel, permaneciendo libres interiormente y ofreciendo luminosos ejemplos de valentía, coherencia y resistencia a la injusticia. Y sobre todo de perdón”.

Francisco subrayó además como la pandemia “es el crisol de nuestro tiempo. Esta nos mostró que es muy fácil, a pesar de estar todos en la misma situación, disgregarse y pensar solamente en uno mismo. Volvamos a comenzar reconociendo que todos somos frágiles y necesitados de los demás. Ninguno puede aislarse, ya sea como individuo o como nación. Acojamos esta crisis como un llamado a repensar nuestros estilos de vida. No sirve recriminar el pasado, es necesario ponerse manos a la obra para construir juntos el futuro”, concluyó.+