Martes 8 de octubre de 2024

En tiempos de desánimo el Evangelio invita a la reciedumbre de la esperanza

  • 15 de mayo, 2023
  • San Francisco (Córdoba)
En las vísperas de la Virgen del Rosario de Fátima, patrona de la diócesis, el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, presidió la procesión de antorchas y la Eucaristía en la catedral.
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“El desánimo golpea la puerta, y con él, el peligro de dejarnos nuevamente llevar por arrebatos. Como discípulos de Jesús no tenemos escapatoria: aquí y ahora tenemos que vivir la radicalidad del Evangelio que nos invita a la reciedumbre de la esperanza”, expresó el obispo de San Francisco, monseñor Sergio Buenanueva, al presidir la celebración eucarística, en la víspera de la fiesta de Nuestra Señora del Rosario de Fátima, patrona de la diócesis, en la iglesia catedral, el sábado 12 de mayo.

El obispo emérito de San Justo, monseñor Baldomero Martini y una veintena de sacerdotes, concelebraron la Eucaristía que estuvo precedida por una procesión con la imagen de la Virgen de Fátima, por las calles de la ciudad.

En su homilía, monseñor Buenanueva destacó que “María es bienaventurada porque aprendió a escuchar la voz de Dios con tal calidad de escucha, que esta es inseparable de su vida: escucha y pone en práctica”, de ahí que señaló que “sólo cuando el Evangelio es llevado a la vida concreta, a los sentimientos y pensamientos, a las opciones que determinan la vida, a las actitudes y a los hechos, terminamos realmente de escuchar la voz de Dios”.

En las fiestas patronales de la diócesis, el obispo recordó que la Iglesia diocesana está “transitando su camino sinodal”, al respecto recordó a sus fieles que “es tiempo de oración y de profunda docilidad al Espíritu” y añadió: “Es tiempo también de una fuerte gracia de conversión: escuchar y llevar a la vida”.

En este camino, subrayó el prelado “María viene a caminar con nosotros, a alentar nuestra esperanza y a enseñarnos el arte de la escucha con el corazón en ascuas”, ya que la Virgen “como buena catequista y maestra de coro, nos enseña a afinar el oído para que escuchemos la armonía completa, y no nos perdamos toda la riqueza de la voz del Señor”.

Por último el obispo advirtió que “entramos a este camino de Iglesia-familia en un tiempo muy duro para nuestro pueblo” y dijo que a cuarenta años de haber recuperado la democracia, “el modo cómo la hemos llevado adelante tiene muchas deudas”.

Y añadió: “Es lógico que estemos insatisfechos con nosotros mismos y con nuestros dirigentes. El empobrecimiento de la política argentina con sus gritos y liviandad corre pareja con la pobreza que angustia a tantas familias y, sobre todo, a niños y adolescentes. El futuro nos planta cara”.

El obispo llamó a vencer el desánimo que “golpea la puerta” y recordó las palabras del siervo de Dios, cardenal Eduardo Pironio -a quien también le tocó “transitar los tiempos difíciles de los setenta”- cuando escribía: “Jesús no anula los tiempos difíciles. Tampoco los hace fáciles. Simplemente los convierte en gracia. Hace que en ellos se manifieste el Padre y nos invita a asumirlos en la esperanza que nace de la cruz.”

“De la mano de María, que camina con nosotros y alienta nuestra esperanza, dispongámonos para toda obra buena”, concluyó monseñor Buenanueva.+

» Texto completo de la homilía