Miércoles 22 de enero de 2025

En la Iglesia, la unidad y la diversidad no se contraponen

  • 6 de mayo, 2013
  • Santa Fe
El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, explicó que "comprender la unidad y la diversidad en la Iglesia, es conocer y vivir su realidad más profunda. La unidad no se opone a la diversidad, pero la diversidad supone la unidad. Esto parece difícil de comprender en una cultura en la que lo diverso es lo distinto y lleva, necesariamente, a la ruptura, a crear otra realidad u otro partido. Esto no es así en la Iglesia". "La unidad es para la Iglesia su identidad más profunda porque tiene su fuente en Dios, su fundación en Jesucristo, y su animación en la presencia del Espíritu. La falta de comunión o unidad en la Iglesia es signo de enfermedad. La Iglesia no es una sociedad que dependa de la voluntad de sus miembros fundadores, sino que tiene su origen, su modelo y exigencia en la voluntad de Dios manifestada en Jesucristo. Desde este principio que nos habla de la unidad de la Iglesia, sin embargo, ella nos presenta una gran diversidad, sea por los diversos d
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El arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz, monseñor José María Arancedo, explicó que "comprender la unidad y la diversidad en la Iglesia, es conocer y vivir su realidad más profunda. La unidad no se opone a la diversidad, pero la diversidad supone la unidad. Esto parece difícil de comprender en una cultura en la que lo diverso es lo distinto y lleva, necesariamente, a la ruptura, a crear otra realidad u otro partido. Esto no es así en la Iglesia".

"Las razones no son de estrategia sino de su verdad más profunda. Esto lo vivía la Iglesia primitiva con mucha certeza, aunque había tensiones. La unidad no era fruto de un consenso entre los fieles, sino una exigencia de su fe en Dios. No podría haber Iglesia, de acuerdo al proyecto de Dios manifestado en Jesucristo, sin unidad", precisó.

El prelado sostuvo que "la unidad es para la Iglesia su identidad más profunda porque tiene su fuente en Dios, su fundación en Jesucristo, y su animación en la presencia del Espíritu. La falta de comunión o unidad en la Iglesia es signo de enfermedad. La Iglesia no es una sociedad que dependa de la voluntad de sus miembros fundadores, sino que tiene su origen, su modelo y exigencia en la voluntad de Dios manifestada en Jesucristo".

"Desde este principio que nos habla de la unidad de la Iglesia, sin embargo, ella nos presenta una gran diversidad, sea por los diversos dones recibidos como por la multiplicidad de personas, pueblos y culturas que la integran. La gran riqueza de esta diversidad no se opone a la unidad, por el contrario, la enriquece", subrayó en su alocución semanal por radio.

El prelado santafesino enumeró los principios que conservan la unidad en la diversidad, que señala el Catecismo de la Iglesia Católica en los números 813-816: la profesión de una misma fe recibida de los apóstoles; la celebración común del culto divino, sobre todo de los sacramentos; la sucesión apostólica por el sacramento del orden sagrado, que conserva la concordia fraterna de la familia de Dios".

"Esto lo acabamos de vivir en la elección de Francisco como sucesor de Pedro", indicó.

Por último, monseñor Arancedo afirmó que "ésta es la Iglesia que hemos recibido, que amamos y de la cual nos debemos sentir parte como miembros vivos para continuar la obra de Jesucristo y animados por su Espíritu. Así lo vivían los primeros cristianos".+

Texto completo del micro radial