Viernes 19 de abril de 2024

En Francia está prohibido rezar

  • 21 de agosto, 2012
  • París (Francia) (AICA)
"La Iglesia está acostumbrada a ser el felpudo sobre el que todos se limpian los pies", se desahogó el arzobispo de Lyon, cardenal Philippe Barbarin, en referencia a las polémicas suscitadas en Francia a propósito de la "oración universal" por Francia (introducida en 1638 por el rey Luis XIII), que con motivo de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, la Conferencia Episcopal propuso rezar por cuatro intenciones: por los ciudadanos afectados por la crisis, por los gobernantes, por las familias y para que los niños "puedan disfrutar al máximo del amor de un padre y una madre". Esta última intención fue interpretada como dirigida contra el ?matrimonio? de personas del mismo sexo y la adopción de niños por éstas. "En seguida se puede advertir la desproporción flagrante entre la delicadeza del texto de la oración redactada por monseñor André Vingt-Trois, y las acusaciones violentas que suscitó", esta plegaria no ataca, ni pone en tela de juicio a nadie, afirmó el cardenal Barbarin
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"La Iglesia está acostumbrada a ser el felpudo sobre el que todos se limpian los pies", se desahogó el arzobispo de Lyon, cardenal Philippe Barbarin, en referencia a las polémicas suscitadas en Francia a propósito de la "oración universal" por Francia (introducida en 1638 por el rey Luis XIII), que con motivo de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, la Conferencia Episcopal propuso a todas las parroquias del país rezar por cuatro intenciones: por los ciudadanos afectados por la crisis, por los gobernantes, por las familias y para que los niños "puedan disfrutar al máximo del amor de un padre y una madre".

Esta última intención fue interpretada como dirigida contra el ?matrimonio? de personas del mismo sexo y la adopción de niños por éstas ?prometidos en la campaña electoral por el nuevo gobierno-, y por lo tanto una intromisión injustificada de la Iglesia en la agenda política.

"En seguida se puede advertir la desproporción flagrante entre la delicadeza del texto de la oración redactada por monseñor André Vingt-Trois, arzobispo de París y presidente de la Conferencia episcopal francesa, y las acusaciones violentas que suscitó", afirmó el cardenal Barbarin.

"La oración no es ajena a la vida social", sostuvo el purpurado en una entrevista publicada en el sitio web del diario Le Figaro. "Orar por el compromiso de los esposos, por los niños y los jóvenes" son intenciones que "se elevan espontáneamente en el corazón de los creyentes", dijo el cardenal Barbarin. Además, "la laicidad no prohíbe la oración", añadió Barbarin, ya que Francia no es una "tiranía", en la que hay que "someter nuestros ritos y nuestras fórmulas bajo el mando del ?pensamiento único?".


Un temor por la oración
"Si la oración es ante todo un acto espiritual", tiene también una "dimensión política". "Nada podría ser más natural que orar por tu propia familia, por tu propio país", dijo el arzobispo de Lyon, ya que no se puede "hacer caso omiso de los problemas de la vida social, y menos aún de los sufrimientos de los hombres." Mientras que la Iglesia es tratada a veces como "un felpudo en el que todos se limpian los pies", "lo que sugieren estas reacciones -y, paradójicamente, nos alegra-, es que algunas personas parecen tener miedo de la oración." Por lo tanto, la oración "¡es poderosa!", reflexionó Barbarin.

Según el cardenal, la oración por Francia llega en un "momento de crisis". "Es una crisis de la civilización querer socavar el matrimonio, que siempre ha sido una realidad maravillosa y frágil". A través de la oración, el creyente dice que "la fuente última no está en la autoridad política", continuó Barbarin, quien invitó al poder político para ver claramente "lo que depende de él y lo que está más allá? ¿Cambiar el matrimonio y la familia? No estoy seguro de que esto dependa de la autoridad del parlamento", dijo.

Para el cardenal, el papel del gobierno es el de "garantizar la salud, la educación, la distribución de los bienes, el transporte, la seguridad, y sobre todo la paz". Nuestro gobierno tiene "una gran responsabilidad hacia el equilibrio de la vida social, en el mejoramiento de nuestras condiciones de vida". En tiempos de crisis, que parecen dejar poco margen de maniobra para los gobiernos, la tentación es "encontrar desviaciones en temas llamados ?sociales?", advirtió el cardenal.


Un escándalo inexistente
Sobre las polémicas suscitadas en Francia a propósito de la oración en la fiesta de la Asunción, el periódico francés "Le Monde" publicó este domingo 19 de agosto un artículo del crítico literario Gallimard en "Le Monde" donde el escritor se pregunta:

"¿De qué se acusa al cardenal Vingt-Trois? ¿De pronunciar aquella palabra que tiene la tarea de hacer oír, que tiene el deber, no de conservar en el secreto de las sacristías, sino de hacer públicamente inteligible? Esa palabra, que no es la de un partido o de un grupo de opinión, no la inventa, no la calcula según intereses circunstanciales. No la modifica. Sólo puede buscar las palabras, las frases más adecuadas, las que menos hieran. Que, es lo que ha hecho con gran delicadeza. Pero sobre los contenidos la posición de la Iglesia no puede cambiar. Su fuerza y también su debilidad están en esta intangibilidad. Después de lo cual corresponde a cada uno decidir según su conciencia.

Porque, a pesar de lo que de ello se diga, el papel de la Iglesia no es el de evolucionar con su tiempo. Si lo hubiera hecho en los siglos pasados, desde hace tiempo ya no sería escuchada. Su papel tampoco es el de taparse los ojos y asustarse por la evolución de las costumbres, sino de mantener una vigilancia, un estado de atención en función de la verdad que ha recibido.

Con el fin de defender y de explicar esta verdad, en todo lugar y momento, a tiempo y a destiempo, incluso bajo insultos. Entonces, ¿dónde está el escándalo? ¿Dónde están los prejuicios? Quizás no en donde los clamores de la malevolencia pretenden descubrirlos", concluyó el escritor.+