Jueves 28 de marzo de 2024

En Corpus, Mons. Tissera pidió condiciones de vida digna para todos

  • 8 de junio, 2021
  • Quilmes (Buenos Aires) (AICA)
"La fe nos invita a contemplar a Jesús pobre en su entrega, para alimentarnos con su amor y para luchar por un mundo más solidario y fraterno", afirmó el obispo de Quilmes en Corpus Christi.
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Monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes, celebró la misa del Corpus Christi en la capilla del obispado, donde resaltó la importancia de que “todos tengan condiciones de vida digna”.

“En estos tiempos de pandemia, está demás decir, qué importante es cuidar la salud. Alimentar y cuidar la vida es una de las preocupaciones principales del ser humano. Tendríamos que luchar siempre para que todos tengan condiciones de vida digna, en una sociedad en que la brecha entre ricos y pobres se hace cada vez más profunda, y en un mundo donde más de mil millones de personas pasan hambre”.

“Hoy contemplamos el misterio de la Eucaristía. Las lecturas nos ayudan a mirar con los ojos de la fe al mismo Jesús hecho alimento y bebida para que tengamos vida plena. El Evangelio nos lleva a la intimidad de la Última Cena. Jesús había ido a Jerusalén con sus discípulos para celebrar, como cada año, la Pascua. En esa tarde, al tomar el pan de la mesa les dijo: ´Tomen, esto es mi cuerpo´ y luego, tomando la copa les dijo: ´Ésta es mi Sangre´”, recordó.

Monseñor Tissera explicó que “el Hijo de Dios, en Jesús, se hizo nuestro hermano, compartió en todo, nuestra realidad humana, desde la pobreza de su nacimiento, a la solidaridad con los excluidos y descartados. Por predicar a favor de los más frágiles y pobres de la sociedad, a favor de la justicia y la paz, Él padeció el sufrimiento, las burlas, la marginación, las acusaciones injustas, la persecución. En la pasión conoció el miedo, la traición de los suyos, el abandono del Padre, la muerte como un malvado”.

“En la Última Cena, como dice el Santo Cura Brochero, el corazón de Jesús ´explotó de amor´. No sólo se hizo uno de nosotros, experimentando lo que padece el ser humano, sino que se hace alimento. Es alimento su Palabra, su enseñanza, su actividad, su persona. Jesús nos comunica vida y su misma capacidad de amar”, destacó.

“Comer este pan significa identificarnos con Él, asimilarlo, absorber sus valores, recibir su amor gratuito, asumir su proyecto de vida para vivirlo con la fuerza que este mismo alimento nos da. Él da su vida para que nosotros tengamos vida en abundancia, y para que aprendamos a darnos como Él, pan partido para el hambre del mundo. Partir el pan es crear comunidad, en justicia y solidaridad. Es crear la fraternidad”, agregó.

El obispo quilmeño afirmó que “beber de esta copa, es creer en ese amor fiel hasta la muerte en la cruz, y comprometernos también nosotros en el servicio a los demás, sin temor de ofrecer nuestra vida”.

“Hoy la Iglesia nos invita a contemplar este misterio de nuestra fe. Es el verdadero Cuerpo y la verdadera Sangre de Jesús. Es un modo de presencia y de realización de su promesa: ´Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo´”, sostuvo.

Monseñor Tissera remarcó que “en medio de tanto dolor de la humanidad, contemplamos a este Jesús que compartió nuestros dolores y padecimientos. Lo vemos presente en cada persona enferma, impotente, clamando por un poco de aire para sobrevivir… Lo vemos en los que, estando enfermos, no tienen una cama para ser atendidos, en los que no tienen los recursos para ser bien asistidos”.

“Contemplamos a este Pan de vida que nos alimenta, nos fortalece con su amor. Y lo vemos vivo en las personas que están junto a los enfermos sirviéndolos en sus sufrimientos: todos los profesionales de la salud, sus familiares y amigos. Es Jesús-Buen samaritano curando las heridas y abrazando con ternura su fragilidad”, añadió.

“La pandemia, junto a dolor de la pérdida de la salud, ha traído aparejada más pobreza. Aumentan las personas que deben ser asistidas con alimentos, contenidas en su desazón por la falta de trabajo. Crece la desigualdad, porque, lamentablemente, en estas situaciones la riqueza se concentra en pocas manos; por eso, clamamos por más justicia. El egoísmo, disfrazado de tantas maneras, gana algunos corazones provocando más pobreza e indigencia. ¡Jesús, nuevamente crucificado por el dios dinero! La fe nos invita a contemplar a Jesús pobre en su entrega, para alimentarnos con su amor y para luchar por un mundo más solidario y fraterno”, afirmó.

El prelado quilmeño recordó: “El Señor está presente en medio del mundo, vive en la fe de su pueblo. A veces, por la falta de sacerdotes, otras por las largas distancias; también por estar en guerra o, como es el caso, por el aislamiento sanitario, no podemos estar presentes en la celebración de la misa”.

“Hagámoslo de este modo, a través de las redes sociales, o escuchándola por la radio. Como así también haciendo un encuentro con la Palabra de Dios en casa. Son modos de la presencia de Jesús que no podemos minimizar. Este tiempo nos ayudará para crecer en el deseo de Jesús sacramentado”. 

“En este Corpus Christi, damos gracias porque la campaña de vacunación va avanzando sin detenerse. Se lo hemos pedido a Dios y es justo que se lo agradezcamos. A la vez que damos gracias y alabamos a Jesús Eucaristía, presentamos el compromiso de ser pan para los demás; ser constructores de fraternidad en el lugar donde estamos y siendo alimento de amor para nuestros hermanos. Lo hacemos a las puertas de la Colecta Anual de Cáritas, el próximo fin de semana, con el lema: ´En tiempos difíciles, compartamos más´”, concluyó.+

» Texto completo de la homilía