Martes 16 de abril de 2024

El Papa respondió al fundador de "La Repubblica" sus dudas sobre la fe

  • 11 de septiembre, 2013
  • Roma (Italia) (AICA)
El papa Francisco escribió una carta al fundador del periódico italiano "La Repubblica", Eugenio Scalfari, respondiendo a algunas de las preguntas que el ex director del periódico dirigía al Pontífice en varios de sus artículos sobre fe y laicidad. En la carta de cuatro páginas que el diario italiano publica hoy, Francisco se dirige a Scalfari y a los no creyentes a los que, con un recorrido por el cómo descubrió personalmente la fe, les reitera que "sin la Iglesia no habría podido encontrar a Jesús"..."es gracias a esta experiencia personal de la fe vivida en la Iglesia -dice-, que me siento cómodo al escuchar sus preguntas y así buscar, junto con usted, caminos por los que tal vez podamos caminar un tramo juntos".
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El papa Francisco escribió una carta al fundador del periódico italiano "La Repubblica", Eugenio Scalfari, respondiendo a algunas de las preguntas que el ex director del periódico dirigía al Pontífice en varios de sus artículos sobre fe y laicidad. En la carta de cuatro páginas que el diario italiano publica hoy en primera plana, Francisco se dirige a Scalfari y a los no creyentes a los que, con un recorrido por el cómo descubrió personalmente la fe, les reitera que "sin la Iglesia no habría podido encontrar a Jesús".

"Estimadísimo doctor Scalfari...". Así empieza la carta que el Pontífice envió al fundador de La Repubblica, quien en dos ocasiones se había dirigido directamente a Francisco para plantearle algunas preguntas sobre la fe, sobre Jesús, sobre el perdón de los pecados de los que no creen, sobre las diferencias entre el cristianismo y las demás religiones, a partir de la encíclica "Lumen Fidei".

El Papa recuerda que el diálogo "sincero y riguroso" con los que no creen es uno de los objetivos de la encíclica comenzada por Benedicto XVI y acabada por su sucesor. Un diálogo "necesario y precioso" que, explica el Papa, no es "un accesorio secundario de la existencia del creyente: es, en cambio, una expresión íntima e indispensable".

Justamente en la encíclica se lee que "la verdad de un amor no se impone con la violencia, no aplasta a la persona. Naciendo del amor puede llegar al corazón, al centro personal de cada hombre. Se ve claro así que la fe no es intransigente, sino que crece en la convivencia que respeta al otro. El creyente no es arrogante; al contrario, la verdad lo hace humilde, sabiendo que, más que poseerla él, es ella la que lo abraza y lo posee. En lugar de hacernos intolerantes, la seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y el diálogo con todos".

Francisco explicó a Scalfari que "sin la Iglesia, "créame", no habría podido encontrar a Jesús, aún con la consciencia de aquel inmenso don que "la fe ha custodiado en los frágiles vasos de arcilla de nuestra humanidad"". Y es justamente a partir de esta "personal experiencia de fe vivida en la Iglesia que me encuentro a gusto escuchando sus preguntas y tratando, junto a usted, las vías a lo largo de las cuales tal vez, podamos comenzar a caminar juntos por un trecho".

El Papa insistió en la importancia de la historicidad de los Evangelios y de la divinidad de Jesús, que se manifiesta en el Calvario. Justamente sobre la Cruz, explica el Papa "¡Jesús se muestra, paradójicamente, como el Hijo de Dios! Hijo de un Dios que es amor y que quiere, con todo su ser, que el hombre, cada hombre, se descubra y viva también como su verdadero hijo. Esto, para la fe cristiana, certifica el hecho de que Jesús resucitó: no para traer el triunfo sobre quien lo ha rechazado, sino para demostrar que el amor de Dios es más fuerte que la muerte, el perdón de Dios es más fuerte que cualquier pecado y que vale la pena dar la propia vida, hasta el fondo, para testimoniar este inmenso don".

"La fe cristiana cree esto: que Jesús es el Hijo de Dios que vino a dar su vida por abrir a todos el camino del amor", y la encarnación "es el eje de la salvación. Porque la encarnación, es decir el hecho de que el Hijo de Dios haya venido a nuestra carne y haya compartido alegrías y dolores, victorias y derrotas de nuestra existencia, hasta el grito en la cruz, viviendo cada cosa en el amor y en la fidelidad al "Abba", es el testimonio del increíble amor que Dios tiene por cada hombre, el valor inestimable que le reconoce. Cada uno de nosotros, por ello, fue llamado a hacer suya la mirada y la elección de amor de Jesús, a entrar en su forma de ser, de pensar y de actuar". 


Un pasaje de la carta está dedicado a los judíos: "Lo que puedo decir, con el apóstol Pablo, es que nunca ha disminuido la fidelidad de Dios hacia la alianza estrechada con Israel y que, a través de las terribles pruebas de estos siglos, los judíos han conservado su fe en Dios. Y nunca estaremos suficientemente agradecidos para con ellos, como Iglesia, pero también como humanidad".


Con respecto a la pregunta de Scalfari sobre si el Dios de los cristianos perdona a los que no creen y a los que no buscan la fe, el Papa dice: "La cuestión para los que no creen en Dios radica en el obedecer la propia conciencia. El pecado, incluso para los que no tienen fe, existe cuando se va en contra de la conciencia. Escuchar y obedecerla significa, de hecho, decidir frente a lo que se percibe como bien o como mal. Y sobre esta decisión se juega la bondad o la maldad de nuestras acciones".

Y sobre la idea de que "no existe nada absoluto y por lo tanto tampoco ninguna verdad absoluta, sino una serie de verdades relativas y subjetivas", Francisco responde: "Para empezar, yo no hablaría, ni siquiera para los que creen, de verdad absoluta, en el sentido de que lo absoluto es lo que no está vinculado, es decir lo que es anterior a cualquier relación. Entonces, la verdad según la fe cristiana es el amor de Dios por nosotros en Jesús. Cristo. Así pues, ¡la verdad es una relación! Tan es así que cada uno de nosotros acoge la verdad y la expresa a partir de sí, de su historia y cultura, de la situación en la que vive, etc. Esto no significa que la verdad sea variable y subjetiva, todo lo contrario. Significa que la verdad se da a nosotros siempre y solamente como un camino y una vida".

"En otras palabras -continúa el Papa-, la verdad, al ser en definitiva un todo con el amor, exige la humildad y la apertura para ser buscada, acogida y expresada. Por lo que hay que entender bien los términos y, tal vez, para salir de los callejones de una contraposición? absoluta, replantear profundamente la cuestión".

Para concluir, Francisco, después de haber definido sus palabras como una "respuesta tentativa y provisional, pero sincera y con confianza", en la que invitó a "recorrer un trecho del camino juntos", concluyó garantizando a Scalfari que "la Iglesia, créame, a pesar de todas las lentitudes, las infidelidades, los errores y los pecados que puede haber cometido y puede todavía cometer en los que la componen, no tiene otro sentido ni fin si no el de vivir y ofrecer testimoniar a Jesús".+