El Papa recordó el 'testimonio intrépido' del obispo Bettazzi en el Vaticano II
- 18 de julio, 2023
- Ciudad del Vaticano (AICA)
Fue en el telegrama de condolencias por la muerte de Mons. Luigi Bettazzi, uno de los participantes más jóvenes del Concilio Vaticano II e incansable promotor de la no violencia, la justicia y la paz.
El Papa Francisco expresó su cercanía espiritual a la familia y a todos aquellos que están de luto por el fallecimiento del obispo Luigi Bettazzi, quien murió el sábado 16 de julio, solo unos meses antes de lo que habría sido su cumpleaños número 100.
En un telegrama firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en nombre del pontífice y dirigido al obispo de Ivrea, monseñor Edoardo Aldo Cerrato, el Papa recordó al prelado, de quien dijo que era “muy querido y apreciado por aquellos con los que se encontró durante su larga y fructífero ministerio.”
En particular, dijo el Papa Francisco que lo recordaba como “un gran amante del Evangelio, que se distinguió por su cercanía con los pobres, convirtiéndose en un signo profético de justicia y paz en momentos particulares de la historia de la Iglesia, así como en un hombre de diálogo y en un punto de referencia para numerosos representantes de la vida pública y política italiana.”
El obispo Bettazzi, de Ivrea, en la región norteña del Piamonte en Italia, fue amigo de Pax Christi Internacional durante mucho tiempo y se desempeñó como presidente del Movimiento por la Paz de 1978 a 1985. Su enfoque en la no violencia activa, el desarme y los derechos humanos, impulsados por la espiritualidad bíblica, fue evidente en los muchos libros que escribió y en su promesa de renunciar a la riqueza y los privilegios, y de adoptar un estilo de vida de pobreza evangélica.
Asimismo, desempeñó un papel importante en la promoción del diálogo entre la Iglesia católica y la escena política italiana, e incluso se ofreció a sí mismo, junto con otros dos obispos, como rehén de los terroristas de las Brigadas Rojas, a cambio del ex primer ministro italiano Aldo Moro, secuestrado y luego asesinado por esa organización.
El mensaje del Papa continúa con palabras de agradecimiento al Señor “por este intrépido testimonio del Concilio” y con la invocación por la recompensa eterna prometida a los servidores fieles.
Finalmente, impartió su bendición apostólica a la comunidad diocesana de monseñor Bettazzi y a “la de Bolonia, que lo estimó como presbítero y luego como obispo auxiliar”.+