Domingo 24 de noviembre de 2024

El Papa: La Palabra de Dios abre todas las puertas, porque Él es la puerta

  • 21 de diciembre, 2022
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
Francisco invitó hoy a llevar un Evangelio de bolsillo y a detenerse a leerlo al menos 5 minutos al día, ya que la Palabra de Dios "te toca el corazón y te cambia la vida".
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Algunas ayudas que pueden facilitar el indispensable ejercicio de la vida espiritual, es decir, el discernimiento, fue el tema de la audiencia general del papa Francisco de este miércoles 21 de diciembre, celebrada en el Aula Pablo VI. El pontífice mencionó entre estas ayudas: la palabra de Dios, que no se impone; vivir una relación afectiva y de amistad con Jesús y el don del Espíritu Santo, que habita en nosotros.

El Santo Padre comenzó recordando que "discernir" es una práctica complicada porque la vida es complicada y si no aprendemos a leerla, corremos el riesgo de desperdiciarla, llevándola adelante con expedientes que terminan por degradarnos. 

La vida, continuó el pontífice, “siempre nos presenta elecciones, y si no las hacemos conscientemente, al final será la vida la que elija por nosotros, llevándonos a donde no querríamos ir”. Explicó que el discernimiento no se hace solo y que se necesita de alguna ayuda.

La Palabra de Dios y la Doctrina de la Iglesia
Un primer auxilio indispensable es la confrontación con la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia. Nos ayudan a leer lo que se mueve en el corazón, aprendiendo a reconocer la voz de Dios y a distinguirla de otras voces, que parecen llamar nuestra atención, pero que al final nos dejan confundidos. Hablando de esta ayuda, Francisco nos recordó que la voz de Dios no es imponente, es discreta, respetuosa y, precisamente por eso, pacificadora. 

“Para quien cree, la Palabra de Dios no es simplemente un texto para leer, es una presencia viva, obra del Espíritu Santo que consuela, instruye, da luz, fuerza, alivio y alegría de vivir”

Relación afectiva con el Señor Jesús
Con la ayuda de la Escritura, el Papa anunció que para discernir es necesario vivir una relación afectiva con el Señor, aclarando que ¡no hay que tener miedo! El corazón habla al corazón y esta es una ayuda indispensable y no es evidente.

El Papa dijo que muchas veces podemos tener una idea distorsionada de Dios, considerándolo como un juez cruel y severo. Dios no quiere destruirnos, Dios quiere que seamos más fuertes, más amables, cada día. Mientras Jesús nos revela un Dios lleno de compasión y ternura, dispuesto a sacrificarse para venir a nuestro encuentro. 

“Quien se encuentra ante el Crucificado -dijo el Papa- siente una paz nueva, aprende a no tener miedo de Dios, porque Jesús en la cruz no asusta a nadie, es imagen del desamparo total y al mismo tiempo del amor más completo, capaz de enfrentando todas las pruebas por nosotros.”

El Papa continuó explicando que “la narración de la Pasión de Jesús es el camino principal para afrontar el mal sin ser aplastados por él; en ella no hay juicio y ni siquiera resignación, porque está impregnada de una luz mayor, la luz de la Pascua”. Y completó: “La Palabra de Dios abre todas las puertas, porque Él es la puerta, Él es el Señor”.

Francisco recordó a los presentes que “tenemos un Padre tierno y afectuoso, que nos ama, que siempre nos amó: cuando se experimenta esto, el corazón se conmueve y desaparecen las dudas, los miedos, los sentimientos de indignidad. ¡Nada puede interponerse en el camino de este amor!”

Don del Espíritu Santo
Este amor, esta ternura nos lleva a otra gran ayuda, a saber, “el don del Espíritu Santo, presente en nosotros, que nos instruye, hace viva la Palabra de Dios que leemos”. Después de recordar a todos que no solo recen al Padre y a Jesús, sino que no se olviden de rezar al Espíritu Santo, el “gran desconocido”. “El Espíritu Santo, subrayó, es discernimiento en acción, es la presencia de Dios en nosotros, es el don más grande que el Padre garantiza a quien lo pida”.

Finalmente, el Papa concluyó diciendo que “el discernimiento tiene como finalidad reconocer la salvación obrada por el Señor en mi vida, me recuerda que nunca estoy solo y que, si lucho, es porque la apuesta es importante. ¡Con estas ayudas que el Señor nos ofrece, no debemos tener miedo!”.+