Viernes 22 de noviembre de 2024

El Papa anima a los franciscanos seglares a ser "artesanos de paz"

  • 15 de noviembre, 2021
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
"Permanezcan entre la gente para aliviar los dolores de hoy", pidió el pontífice al recibir a los miembros de la Orden con ocasión del Capítulo general.
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El papa Francisco recibió este lunes 15 de noviembre a los participantes en el Capítulo General de la Orden Franciscana Seglar, una rama de la Familia Franciscana que acoge a laicos, incluso casados, que quieren vivir el Evangelio entre sus miembros, a la manera de San Francisco de Asís.

"Ustedes son parte de la Iglesia saliente, están entre la gente, dando testimonio de Jesús con una vida sencilla y sin pretensiones", les dijo el Santo Padre.

Luchando por la justicia, colaborando con proyectos misioneros, trabajando por una ecología integral, comprometiéndose también a nivel "social y político", sin olvidar nunca la vocación principal: estar entre la gente, con un "simple" y "sin pretensiones", traduciendo el Evangelio, fuente de esperanza en los dramas de hoy, en acciones concretas. 

Y es precisamente esta misión y vocación, que se nutre de la "llamada universal a la santidad" dirigida a todos los bautizados, la que les recuerda Francisco en su discurso. 

Una santidad, dijo, exigida por las constituciones generales pero también por la norma aprobada en 1978 por Pablo VI, que "implica la conversión del corazón, atraído, conquistado y transformado" por Cristo, Él que es "el bien, todo bueno, el bien supremo". 

"Esto es lo que los hace verdaderos penitentes", expresó el Papa. Tenga cuidado, sin embargo, de no confundir "hacer penitencia" con "obras de penitencia: Estas -ayuno, limosna, mortificación- son consecuencias de la decisión de abrir su corazón a Dios ¡Abre tu corazón a Dios! Abre tu corazón a Cristo, viviendo en medio de la gente corriente, al estilo de san Francisco”.

"Así como san Francisco fue 'espejo de Cristo', que ustedes también se conviertan en 'espejos de Cristo'".

Pobreza y sencillez, signos distintivos frente a todos
“Son hombres y mujeres comprometidos con vivir el mundo según el carisma franciscano”, subrayó el Papa. 

“La vocación del franciscano seglar es vivir el Evangelio en el mundo al estilo del "Poverello", asumir el Evangelio como 'forma y regla' de vida". 

La invitación es, por tanto, a "abrazar" el Evangelio y ser "moldeados" por él a la vida.

De esta manera, señaló el Papa "asumirás la pobreza, la minoría, la sencillez como tus signos distintivos frente a todos".

"Con esta identidad franciscana y secular, ustedes son parte de la Iglesia saliente", continúa Francisco. 

"Tu lugar favorito es estar entre la gente, y allí, como laicos, célibes o casados, sacerdotes y obispos, cada uno según su vocación específica, dan testimonio de Jesús con una vida sencilla, sin pretensiones, siempre felices de seguir. Cristo pobre y crucificado, como San Francisco y tantos hombres y mujeres de la Orden Franciscana".

Hacia las periferias existenciales de hoy
El pontífice vuelve a reiterar el aliento, que siempre dirige a todos los fieles: "Salgan a las periferias, a las periferias existenciales de hoy, y allí hagan resonar la palabra del Evangelio". “No olviden nunca a los pobres, que son la carne de Cristo”. Ustedes, les dijo, están llamados a anunciarles la Buena Nueva, como lo hizo Santa Isabel de Hungría, su patrona, entre otros”. Y como ayer "las 'fraternidades de penitentes' se caracterizaron por fundar hospitales, dispensarios, comedores populares y otras obras de caridad social concreta", así hoy "el Espíritu los envía a ejercer la misma caridad con la creatividad que requieren las nuevas formas de pobreza".

"Que tu laicidad esté llena de cercanía, compasión, ternura. Y que sean hombres y mujeres de esperanza, comprometidos a vivirla y también a 'organizarla', plasmándola en situaciones concretas cotidianas, relaciones humanas, compromiso social y político; alimentando la esperanza en el mañana aliviando el dolor de hoy.

Finalmente, el pontífice recuerda el deseo de san Francisco, "que toda la familia permanezca unida, respetando ciertamente la diversidad y la autonomía de los distintos componentes y también de cada miembro". 

Pero siempre "en una comunión vital recíproca", para soñar juntos un mundo en el que todos sean y se sientan hermanos, y "luchando" juntos para construirlo.

"Hombres y mujeres -concluye Francisco- que luchan por la justicia, y que trabajan por una ecología integral, colaborando en proyectos misioneros y haciéndolos pacificadores y testigos de las Bienaventuranzas".+