Viernes 19 de abril de 2024

'El Espíritu Santo nos libera de las presiones del miedo', sostuvo el Papa

  • 28 de mayo, 2023
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En la solemnidad de Pentecostés, el pontífice advirtió sobre los peligros de encerrarse en uno mismo y ofreció el remedio para salir de esa situación y seguir adelante.
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Durante el Regina Coeli de este domingo de Pentecostés, el Papa Francisco reflexionó acerca de la cerrazón del corazón, recordando lo que dice el Evangelio según san Juan, que relata cuando los apóstoles se habían refugiado después de la muerte de Jesús en el Cenáculo, llenos de miedo y angustia, y el Resucitado se presenta diciendo: "Reciban el Espíritu Santo". Así, aseguró el pontífice, “con el don del Espíritu, Jesús quiere liberar a los discípulos del miedo que los mantiene encerrados en sus casas, para que puedan salir y convertirse en testigos y anunciadores del Evangelio”.

Los discípulos, tras la muerte de Jesús, tenían los sueños hechos añicos, sus esperanzas se habían desvanecido y se habían encerrado en sí mismos, continuó el Papa.

Francisco aseguró que, al igual que los apóstoles, a veces por alguna situación difícil, por algún problema personal o familiar, por el sufrimiento que nos marca o por el mal que respiramos a nuestro alrededor, “caemos poco a poco en la pérdida de la esperanza y nos falta el valor para seguir adelante, nos encerramos en nosotros mismos, atrincherándonos en el laberinto de las preocupaciones”.

Por ello, el pontífice explicó que “este encerrarnos en nosotros mismos sucede cuando, en las situaciones más difíciles, permitimos que el miedo tome el control y haga su 'gran voz' dentro de nosotros”. La causa, entonces, es el miedo: miedo a no ser capaz de hacer frente, a estar solo para afrontar las batallas cotidianas, a correr riesgos y luego decepcionarse, a tomar decisiones equivocadas”.

El miedo bloquea, paraliza y aísla
“El miedo bloquea, paraliza y aísla”, dijo el Papa, para después invitar a los fieles presentes en la plaza de San Pedro a “pensar en el miedo al otro, al extranjero, al diferente, al que piensa distinto”.

“E incluso –puntualizó– puede haber miedo a Dios: que me castigue, que se enfade conmigo”. Ante esto, el Santo Padre recordó que, “si damos espacio a estos falsos miedos, se cierran las puertas: las del corazón, las de la sociedad, e incluso las puertas de la Iglesia”.  

Al final de su reflexión, el Papa citó el remedio ante el miedo que podemos encontrar en el Evangelio: el Espíritu Santo. “Él libera de las prisiones del miedo. Al recibir el Espíritu, los apóstoles -hoy lo celebramos- abandonan el cenáculo y salen al mundo para perdonar los pecados y proclamar la buena nueva. Gracias a Él, se vencen los miedos y se abren las puertas. Porque esto es lo que hace el Espíritu: nos hace sentir la cercanía de Dios y así su amor echa fuera el miedo, ilumina el camino, consuela, sostiene en la adversidad”.+