"Dios nos ama porque nos ama", dijo Mons. Frassia
- 26 de febrero, 2020
- Avellaneda (Buenos Aires) (AICA)
¨Dios no nos ama porque nos portamos bien, porque somos buenos o porque le vamos a dar cosas. Nos ama porque nos ama. Es un amor desinteresado¨, afirmó el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Frassia, al reflexionar sobre el Evangelio de San Mateo, leído el último domingo, séptimo del año ordinario.
"Dios no nos ama porque nos portamos bien, porque somos buenos o porque le vamos a dar cosas. Nos ama porque nos ama. Es un amor desinteresado", afirmó el obispo de Avellaneda-Lanús, monseñor Rubén Oscar Frassia, al reflexionar sobre el Evangelio de San Mateo, leído el último domingo, séptimo del año litúrgico ordinario.
"Aquí está la novedad que nos trajo Jesús" -señaló el obispo-, porque el amor ya estaba en el Antiguo Testamento -si tiene hambre dale de comer, si tiene sed dale de beber-, pero el Señor lo universaliza y generaliza para todos, ¡a todos!, al bueno y al malo, al que está cerca y al que está lejos; se trata de una característica universal y de ahí proviene católico, que significa universal.
"La medida es Él, hay que amar como ama Él. Dios no nos ama porque nos portamos bien; nos ama porque nos ama. Ese es el gran motivo: su amor. No nos ama porque somos buenos o no nos ama interesadamente porque le vamos a dar cosas. Nos ama porque nos ama. Es un amor desinteresado".
"Muchas veces nosotros amamos con la condición de obtener algún beneficio; somos más amables con los que están mejor que nosotros, somos más amables con los que nos atienden, somos más amables con los que nos dicen todo que sí, es decir somos un poco interesados. Es importante tener un amor desinteresado".
"Yo creo -prosiguió monseñor Frassia- que hay que darse cuenta de que el amor es nuestra vocación más profunda. No es más poderoso el que grita más, no es más poderoso el que gana siempre. A veces en la vida se pierde, muchas veces se sufre. Cuando uno ama en serio sufre por los demás.
"Estemos convencidos -dijo por último el prelado- de que la presencia de Cristo en nuestras vidas tiene que llevarnos a amar más. Si estamos convencidos de que Él nos llama a amar más, vamos a seguirlo y vamos a imitarlo porque tenemos que buscar la perfección: “sean perfectos como es perfecto el Padre que está en los cielos”. Seamos conscientes de que caminamos hacia la plenitud, hacia la madurez. El que ama se acerca, el que no ama se queda ahí", concluyó.+