Jueves 21 de noviembre de 2024

Celebración por los 50 años del monasterio Nuestra Señora del Rosario

  • 27 de julio, 2022
  • Guaymallén (Mendoza) (AICA)
Mons. Marcelo Colombo presidió la misa y agradeció a las monjas su presencia en Mendoza y destacó la historia de este convento destinado a la oración, la vida fraterna y la reflexión.
Doná a AICA.org

El arzobispo de Mendoza, monseñor Marcelo Daniel Colombo, presidió la celebración eucarística por los 50 años del monasterio Nuestra Señora del Rosario, ubicado en la localidad de Villa Nueva, donde valoró la presencia de las monjas y de esa casa destinada “a la oración, vida fraterna y reflexión, según el espíritu de Santo Domingo de Guzmán, como un pulmón de luz y paz irradiado sobre nuestra arquidiócesis”.

El arzobispo mendocino recordó que la crónica de aquel 2 de julio de 1972 “llenó de esperanza fundacional” a la región, y subrayó: “Cincuenta años expresan en números el tiempo transcurrido, pero bien sabemos que, desde nuestra perspectiva creyente, se trata de algo mucho más que una cifra: Se trata de un tiempo de Dios en nosotros que da sentido y plenitud a cada jornada vivida en su presencia, lo cual no puede medirse sino a través de los innumerables frutos testimoniados a lo largo de estos años”.

“Esta Iglesia mendocina, a través de mí, les agradece los años de vida derramada por amor a Cristo, con la suave fragancia de la fidelidad de aquellas vírgenes del Evangelio que, prudentes, mantuvieron la llama encendida a la espera del Esposo”, sostuvo, y agregó: “Ponemos en sus manos suplicantes nuestros ruegos en estos tiempos complejos que enfrentamos como país y como Iglesia”.

“Lleven siempre al Padre, nuestras preces por las familias más pobres, por aquellas otras que no vislumbran con esperanza el futuro de sus hijos, por nuestros ancianos empobrecidos, despojados de su lugar en la sociedad, por el cuidado de nuestra Casa común y por la recuperación de nuestra vida social y económica en la que todos tengan un trabajo digno para obtener con su esfuerzo el sustento cotidiano”.

Monseñor Colombo les pidió a las monjas que intercedan ante el Padre “por esta comunidad eclesial llamada por Jesús a ser levadura en la masa, fundada sobre el Evangelio y animada por la renovación espiritual y pastoral suscitada por el Concilio Vaticano II, en la que siempre se cultive la gran tradición de la Iglesia, la caridad que Cristo vino a establecer entre los hombres”.

“Madre del Rosario, te encomendamos a tus hijas aquí congregadas en tu nombre para el seguimiento del Señor en el espíritu dominicano, dales siempre la constancia en la fe y la perseverancia en el buen obrar. Que atentas a tu indicación, hagan siempre lo que Jesús les diga”, concluyó.

Historia y única sobreviviente
Las monjas dominicas llegaron al monasterio Nuestra Señora del Rosario, en Villa Nueva, Guaymallén, Mendoza, con una historia que las une fraternalmente con las dominicas de Córdoba, pero también con las de Buenos Aires, que alojaron a las religiosas hasta que estuvo listo el convento.

La hermana Mónica María Moyano OP contó que el proyecto comunitario mendocino nació a principios de los 70, cuando los dominicos de Mendoza propucieron traer a esta provincia a un grupo de monjas. 

“El monasterio de Santa Catalina, de Buenos Aires, se comprometía a construirles un monasterio y a sostener a la comunidad hasta que se pudiera valer por sí misma. La comunidad aceptó finalmente y llegaron a Buenos Aires en 1970 después de 15 días de viaje en barco, donde fueron recibidas y alojadas por un año y medio hasta que se terminó de construir el monasterio en Mendoza, donde vivimos actualmente”,  detalló.

La comunidad pionera estaba integrada por las hermanas María Esperanza Vázquez OP, priora; María Rosario Troncho OP, María Imelda Troncho OP, María Magdalena Milián OP, María Gracia Escuder OP, María Vallivana Dabón OP, María Concepción Calvo OP, María Asunción García OP, María Margarita Cuadrado OP, María Presentación Cañueto OP, María Pilar Carrera OP, María Ascensión Voces OP y María Natividad Cuadrado OP.

La hermana Pili es la única sobreviviente de aquellas monjas que fundaron el monasterio tras la misión inicial que unió España y América. La religiosa tiene hoy 93 años y hasta hace muy poco realizaba tareas en la huerta; además de ser la costurera oficial de la comunidad.

Actualmente son 15 monjas, entre las cuales, también hay otras dos hermanas mayores que llegaron hace apenas unos años, procedentes de Chile y Trinidad Tobago.

Más información e historia del monasterio en www.op.org.ar.+