Cáritas Paraná habilitó una sede para alojar personas en situación de calle
- 30 de julio, 2025
- Paraná (Entre Ríos) (AICA)
El espacio surgió como la oración y el deseo de responder al clamor de los más frágiles. "Fue una experiencia de familia y de amor", resaltó el sacerdote Esteban Páez.

La sede de Cáritas de la arquidiócesis de Paraná abrió sus puertas durante el invierno para brindar alojamiento y contención a quienes no tienen techo. La iniciativa nació del discernimiento, la oración y el deseo de responder al clamor de los más frágiles.
"Fue una experiencia de familia y de amor", manifestó el presbítero Esteban Páez, quien agradeció la oración y el acompañamiento de muchos hermanos de diversas comunidades, laicos, sacerdotes y movimientos".
El sacerdote explicó que la idea se fue gestando con el ahínco del administrador arquidiocesano, monseñor Juan Alberto Puiggari, y el compromiso de numerosas personas y movimientos eclesiales.
"Fue una decisión que nos hizo reflexionar: ¿Lo podíamos hacer, con qué herramientas, con qué recursos, quiénes nos iban a ayudar? Se elevó una convocatoria a distintos movimientos, y en base a la disponibilidad, al ardor de muchas personas en nuestras comunidades, nos animamos a empezar la semana pasada", relató.
Desde entonces, la sede de Cáritas Paraná se transformó en un hogar provisorio, donde el abrigo no solo es físico, sino humano y espiritual. Al mismo tiempo, cada mañana en la plaza del Bombero, voluntarios ofrecen un desayuno a quienes viven en la calle. "Fue realmente una semana de muchísima gracia, de muchísimos encuentros. Una experiencia de familia y de amor, muy impactante para cada voluntario y para las personas que se están alojando", señaló el presbítero.
El proyecto continúa en marcha, sostenido por la generosidad de muchas manos y, sobre todo, por la oración que alienta cada paso.
"Pedimos mucha oración para que sea también un tiempo de encuentro con el Señor, que nos interpela y que quiere que pongamos nuestro granito de arena. Cada uno de nosotros, nuestras comunidades, podemos organizarnos para dar un poco de esperanza, impulsados por ese amor de Dios que no nos deja nunca solos".
La experiencia es testimonio de una Iglesia que escucha, discierne y actúa. Una casa que se abre, no solo con llaves, sino con fe, confianza y ternura. Una señal concreta de que la esperanza se organiza desde lo simple, cuando se pone en marcha el Evangelio del amor.+