Miércoles 19 de febrero de 2025

Card. Rouco a las familias: "Ustedes son la esperanza para hoy"

  • 31 de diciembre, 2012
  • Madrid (España) (AICA)
El cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, presidió este domingo una solemne celebración eucarística en la plaza de Colón de la capital española, en la festividad de la Sagrada Familia. En su homilía, el cardenal recordó que "sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad, como la enseña el lenguaje inequívoco e indestructible de la naturaleza humana, despeja el horizonte de la esperanza para el hombre y la sociedad de nuestro tiempo".
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El cardenal Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, presidió este domingo una solemne celebración eucarística en la plaza de Colón de la capital española, en la festividad de la Sagrada Familia.

Concelebraron junto al arzobispo de Madrid, los cardenales Luis María Sistach, arzobispo de Barcelona; Carlos Amigo, arzobispo emérito de Sevilla; Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos y monseñor Vicenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia y el arzobispo de Avignon, Francia, monseñor Cattenoz, más una veintena de obispos y arzobispos españoles.

En su homilía, el cardenal Rouco Varela recordó que "la Fiesta de la Sagrada Familia nos reúne, de nuevo, en este año que concluye, el 2012, crítico y doloroso por tantos motivos, para dar gracias a Dios por nuestras familias enraizadas en la fe en Jesucristo, el Redentor del hombre, y pedirle por el bien de la familia cristiana, verdadera ?esperanza para hoy?".

Porque "sólo la familia concebida y vivida en la plenitud de su verdad, como la enseña el lenguaje inequívoco e indestructible de la naturaleza humana, despeja el horizonte de la esperanza para el hombre y la sociedad de nuestro tiempo". Una verdad que se conoce, comprende y realiza en plenitud "cuando se la busca con humilde sinceridad en la escucha de la Palabra de Dios y en la vivencia fervorosa de la celebración del Sacramento de la Eucaristía".

En la Sagrada Familia de Nazaret "se abrió e inició la verdadera y definitiva historia de la salvación del mundo. Una historia que ninguna crisis, aunque suponga e incluya los mayores y más horrendos pecados del hombre, podrá jamás interrumpir y, menos, anular".

En el marco del Año de la Fe, el cardenal afirmó que se hace "urgente actualizar la doctrina de la fe sobre la verdad eterna del matrimonio y de la familia. ¡Hoy, quizá, mucho más!". "Esta Verdad del matrimonio cristiano es la verdad de sus vidas", afirmó dirigiéndose a las familias presentes en la Eucaristía.

"Es la verdad del fundamento de toda sociedad que quiere y trata de edificarse de modo justo, solidario, profundamente humano y fecundo. ¡Es su futuro! Ignorarla y, más aún, despreciarla es poner en juego su misma viabilidad histórica. Sin la verdad del matrimonio, el organismo vivo, que es la sociedad, se desintegraría. Se pondría en peligro el hombre mismo".

"Pero, aún más, la familia cristiana es la célula primera del organismo sobrenatural que es la Iglesia", aseguró. "La Iglesia engendra, cría y educa a sus hijos por la Palabra de la Fe y por el Bautismo, con el concurso inestimable e imprescindible de la familia creyente".

Además, "la familia cristiana es el lugar primero -e insustituible, en principio- para que los hijos nazcan y crezcan en la fe en Jesucristo, el Salvador del hombre. La ?comunidad familiar?, nacida de la carne y de la sangre, santificada por la gracia del Sacramento, fundada, experimentada y vivida como fruto de la donación incondicional del amor en Cristo, es el marco fundamental para que nazca, madure y se forme el hombre, ¡la persona humana!, en toda su dignidad de ?hijo de Dios?".

"En el fondo de esas posturas negadoras de la verdad de la familia cristiana, está operante el hecho social de no querer conocerle a Él". Por eso, "profesar la fe en la Verdad de la Familia Cristiana - ¡la verdad de Dios que ustedes, queridas familias cristianas, quieren hacer realidad fiel en sus vidas, siguiendo el modelo de la Sagrada Familia de Nazareth!-, no sólo es vital para su futuro y el de sus hijos sino, también para el futuro de la sociedad y de la Iglesia; más aún, para el futuro de la humanidad. No hay duda: ¡Ustedes son la esperanza para hoy!".+