Viernes 19 de abril de 2024

P.Cantalamessa: "La sobria ebriedad del Espíritu"

  • 16 de diciembre, 2016
  • Ciudad del Vaticano
El papa Francisco, algunos cardenales y otros miembros de la Curia Romana, participaron este viernes, en la capilla Redemptoris Mater del palacio apostólico del Vaticano, de la tercera meditación de Adviento del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, quien centró su reflexión en la obra vivificante del Espíritu Santo y en la ?sobria ebriedad del Espíritu?. Las cuatro meditaciones que el religioso capuchino predicará durante este Adviento están dedicadas a la presencia del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia.
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El papa Francisco, algunos cardenales y otros miembros de la Curia Romana, participaron este viernes, en la capilla Redemptoris Mater del palacio apostólico del Vaticano, de la tercera meditación de Adviento del padre Raniero Cantalamessa, predicador de la Casa Pontificia, quien centró su reflexión en la obra vivificante del Espíritu Santo y en la ?sobria ebriedad del Espíritu?.

Las cuatro meditaciones que el religioso capuchino predicará durante este Adviento están dedicadas a la presencia del Espíritu Santo en la vida de la Iglesia.

El padre Cantalamessa recordó la expresión ?ebriedad del Espíritu? usada ya por san Ambrosio, citó a san Pablo cuando exhorta a los cristianos de Éfeso y señaló que a partir de Orígenes son incontables los textos de los Padres de la Iglesia que ilustran este tema.

Citando a san Cirilo de Jerusalén, el predicador de la Casa Pontificia señaló que "aquellos que en Pentecostés confundieron a los apóstoles con ebrios tenían razón, pero se equivocaban solamente en atribuir la ebriedad al vino ordinario, cuando en cambio se trataba del "vino nuevo", elaborado de la "viña verdadera" que es Cristo".

El papel del Espíritu, explicó el capuchino, "vuelve universal la redención de Cristo, disponible para cada persona, en cada punto del tiempo y del espacio".

Seguidamente explicó que "en el pasado el orden que se inculcaba era, generalmente, el que va de la sobriedad a la ebriedad", es decir que "para obtener la ebriedad espiritual o el fervor, se pensaba, es la sobriedad, o sea la abstinencia de las cosas de la carne, el ayunar del mundo y de sí mismo, en una palabra la mortificación".

Al respecto indicó el padre Cantalamessa que la espiritualidad monástica ortodoxa profundizó el concepto de sobriedad en particular relacionada a la llamada ?oración de Jesús?, "un método espiritual" hecho de "vigilante atención" para librarse de los pensamientos pasionales y de las palabras malas, substrayendo a la mente cualquier satisfacción carnal y dejándole, como única actividad la compunción por el pecado y la oración.5

"Hay una gran sabiduría y experiencia en la base de todo esto", dijo el predicador capuchino y advirtió que "pobre de aquel que considere estas cosas como superadas". Aunque una vida cristiana llena de esfuerzos acéticos y de mortificación, pero sin el toque vivificante del Espíritu no funciona y puede caer en pelagianismo, aclaró.

Hay otro camino, el que va de la ebriedad a la sobriedad. Fue la que Jesús le hizo seguir a sus apóstoles, dijo el padre Cantalamessa, y subrayó que "nosotros tenemos necesidad de la sobria ebriedad del Espíritu, más aún de lo que tuvieron los Padres" particularmente "en un mundo se ha vuelto refractario al Evangelio".

Los "lugares" clásicos en donde encontrar el Espíritu ?indicó el capuchino- son la Eucaristía y las Escrituras.

Por último explicó que hay una tercera posibilidad que se realiza a través de aquella penetrante lluvia del Espíritu Santo. Fue así que en los Hechos de los Apóstoles, aquellos que hablaban en lenguas distintas aparecían a los oyentes como si estuvieran llenos de vino.

"¿Cómo no situar aquí la corriente carismática, mejor llamada Renovación en el Espíritu?", señaló el padre Cantalamessa y añadió: "Esto se ha difundido como fuego que corre sobre los pajares. Es algo muy diverso de una moda. Por un aspecto, sobre todo, esto se asemeja a un movimiento de despertar: por el carácter público y verificable de su acción que cambia la vida de las personas? Y como una juventud, una frescura y nuevas posibilidades en el seno de la vieja Iglesia, nuestra madre. Salvo excepciones muy raras, Renovación se coloca en la Iglesia y lejos de poner en discusión las instituciones clásicas, las reanima".

El sacerdote capuchino continúo explicando que el "instrumento principal con el cual la Renovación en el Espíritu cambia la vida de las personas es el bautismo en el Espíritu", aclarando que "no es un rito y que va acompañado por actitudes de humildad, de arrepentimiento, de disponibilidad de volverse niños, que es la condición para entrar en el Reino".

Para esta renovación el interesado se preparara, "además que con una buena confesión, participando en encuentros de catequesis en los cuales viene puesto en un contacto vivo y alegre con las principales verdades y realidades de la fe: el amor de Dios, el pecado, la salvación, la vida nueva, la transformación en Cristo, los carismas, los frutos del Espíritu".

Precisó que no se puede pensar en que todos pasen por esta experiencia porque no es el único modo posible para sentir la gracia de Pentecostés, pues se puede recibir "a continuación de un retiro, de un encuentro, de una lectura, de un toque de la gracia".

Concluyó indicando que "no se trata ni siquiera, propiamente hablando de un movimiento, sino de una "corriente de gracia" abierta a todos, destinada a perderse en la Iglesia como una descarga eléctrica que se dispersa en la masa, "para después desaparecer una vez que se cumplió esta tarea".+