Jueves 21 de noviembre de 2024

'Cada refugiado y migrante nos interpela', señaló el Papa

  • 20 de marzo, 2024
  • Ciudad de Panamá (Panamá) (AICA)
Mensaje del Santo Padre al Encuentro de obispos de frontera de Colombia, Costa Rica y Panamá, reunidos en el Darién del 19 al 22 de marzo.
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El Papa Francisco dirigió un mensaje a los participantes en la reunión “Pascua con nuestros hermanos migrantes. Encuentro de obispos de frontera de Colombia y Costa Rica y Obispos de Panamá”, que se efectúa del 19 al 22 de marzo en la ciudad de Panamá, convocados por el Dicasterio para el Servicio al Desarrollo Humano Integral, en la Casa de Retiros Monte Alverna, para analizar la crisis migratoria en estos tres países.

El Encuentro se realiza en colaboración entre las Conferencias Episcopales de Panamá, Colombia y Costa Rica; la Red Eclesial Latinoamericana y Caribeña de Migración, Desplazamiento, Refugio y Trata de Personas (Red Clamor); comisiones locales de Pastoral Social de Cáritas y Movilidad Humana; y el Vicariato Apostólico de Darién, entre otros organismos.

“¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?”. Esta es la pregunta que los discípulos plantean a Jesús el primer día de los Ácimos. “Hoy, la Iglesia que peregrina en Colombia, Costa Rica y Panamá, asociándose al Señor, quiere responder: ‘En el Darién, con los hermanos y las hermanas migrantes’”: con este paralelismo, el Papa Francisco se dirige a los participantes en la reunión. 

En el mensaje, publicado por la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Francisco recuerda que es en el Darién donde los migrantes “nos esperan, en la orilla terrestre de un mar de lágrimas y muerte, que une hombres y mujeres, adultos y niños de las más diferentes latitudes”.

“La migración en esa región incluye venezolanos, ecuatorianos, colombianos, haitianos, que a lo largo del camino se vinculan con grupos de nicaragüenses y otros caminantes centroamericanos, así como de otros continentes”, añade el Obispo de Roma. Con su faceta multicultural, esta caravana humana pasa por el Tapón del Darién, dice Francisco, y la describe como “una selva que es un triunfo de la naturaleza, pero que hoy se convierte en un verdadero viacrucis, que no sólo pone en evidencia los límites de la gobernanza migratoria en el hemisferio occidental, sino que alimenta un próspero negocio que permite acumular ganancias ilícitas a partir del tráfico humano”.

Cada refugiado y migrante nos interpela
El Sucesor de Pedro subraya que “ni los peligros que suponen el tránsito y los chantajes ilegales, ni las crecientes devoluciones o estancamientos en países donde estos hermanos y hermanas no son deseados disminuyen la atracción (real o ilusoria) de satisfacer las necesidades de empleo y mejores condiciones de vida o, incluso, de una esperada reunificación familiar”.

Francisco subraya que “la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe, como lo atestiguan las cinco conferencias generales de su Consejo Episcopal, siempre ha expresado su preocupación por el tema de la migración, buscando ser una Iglesia sin fronteras, Madre de todos”. Y, por este motivo, “como cristianos, cada refugiado y migrante que abandona su patria nos interpela. En nuestros pueblos encontramos al mismo tiempo la fraternidad hospitalaria que acoge con sensibilidad humana, pero, desgraciadamente también, la indiferencia, que ensangrienta el Darién”.

El pontífice anima a todos “a trabajar incansablemente, para que sea posible erradicar esa indiferencia, de tal manera que, cuando un hermano o una hermana migrante llegue, encuentre en la Iglesia un lugar donde no se sienta juzgado, sino acogido; donde pueda calmar el hambre y la sed, y revivir la esperanza”. Por eso, precisa, “la pastoral para la atención a la movilidad humana nos impulsa, como dice Isaías, a ensanchar el espacio de la tienda y, así, reconociéndonos también forasteros, con nuestras propias vulnerabilidades y carencias, podamos generar las condiciones necesarias para acoger al prójimo como un hermano o una hermana, y hacerlo así partícipe de nuestra cotidianidad”.

Sumar esfuerzos
El Papa destaca la acción de la Iglesia con los migrantes, la cual, desde el sur hasta el norte, incluyendo el Caribe, “posee un amplio y diverso sistema de ministerio pastoral, caritativo y de movilidad humana a nivel nacional y local, que se manifiesta a través de una amplia y sólida respuesta en la atención directa a los migrantes, y que se plasma en casas de acogida, centros de retornados, asistencia humanitaria de emergencia, atención médica, atención psicosocial, asesoramiento legal, apoyo espiritual, fortalecimiento de los colectivos de migrantes, medios de vida y procesos de incidencia política”. Enseguida, pide por favor a todos los agentes involucrados en la pastoral de movilidad humana que “no desatiendan esos establecimientos, que son oportunidad de acogida y caridad para con los hermanos más necesitados”.

Un acercamiento regional a la migración representa, según el Papa, “una oportunidad pastoral”. “El derecho a no migrar se nos presenta como solución, aunque sea a largo plazo, a la migración forzada, por medio de la integración regional de los países expulsores, de tránsito, destino y retorno de migrantes”, escribe el Papa, recordando su mensaje para la Jornada Mundial de Migrantes y Refugiados 2023. Por tanto, insta a los obispos de frontera “a sumar esfuerzos con todas las instancias de la comunidad internacional, para que todos tengan ese derecho a permanecer en su tierra con una vida digna y pacífica”.

Una sola Iglesia
El Santo Padre recuerda en su misiva que “el camino de la migración necesita pastores y agentes de pastoral que se atrevan a superar los límites de lo establecido, que no teman reconocer ninguna senda porque han perdido el miedo que paraliza, capaces de regresar a lo esencial, desinstalándose de la indiferencia, porque son conscientes de que, sólo caminando al ritmo de Dios con su pueblo santo, se podrán cruzar las barreras de lo convencional, llevando a la Iglesia, junto con los hermanos y hermanas migrantes, por vías de esperanza”.

Y concluye insistiendo en que “formamos una sola Iglesia, dispuesta a acoger, proteger, promover e integrar a todos, sin distinción y sin dejar fuera a nadie, reconociendo el derecho que cada uno tiene de ofrecer su contribución, a través del trabajo y el compromiso personal, al bien de todos y a la protección de nuestra casa común”. También los estimula “a vivir estos días con alegría y esperanza", y les desea "que la Pascua que se acerca sea el motivo que les recuerde que todos sus esfuerzos valen la pena”.

Cifras que interpelan a la Iglesia
Estadísticas de migración de Panamá indican que, en enero del año pasado, cruzaron por la selva del Darién 24.634 migrantes, y que, en febrero de ese mismo año, lo hicieron 24.657. Al terminar el año de 2023, se registró una cifra récord total de 520.085 personas, según los datos de la institución.

Estas cifras son las que siguen prendiendo las alarmas de la Iglesia católica, frente a esa realidad de tantos migrantes que siguen sufriendo el flagelo de la injusticia y la violación de sus derechos como personas. Es por ello que se ha programado esa reunión multilateral de obispos, para tratar ese fenómeno migratorio en el tapón del Darién, paso obligado de los migrantes de sudamérica en tránsito hacia los Estados Unidos.

De acuerdo a lo dicho por el arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, anfitrión de la reunión, el objetivo de ese encuentro es “crear mucha más conciencia sobre el peligro que corren las personas migrantes al cruzar la selva del Darién”. Si bien reconoció la labor pastoral que la Iglesia realiza en las fronteras, dijo que se requiere “una mayor coordinación entre los diferentes agentes que trabajan en el ámbito migratorio de la región”.

La agenda del día miércoles 20 de marzo contempla una salida para ir al Darién, donde visitarán y dialogarán con un grupo de migrantes asentados en el campamento Lajas Blancas; allí mismo se celebrará una Eucaristía, presidida por el cardenal colombiano, Luis José Rueda Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal de su país.

Según lo han reportado sus organizadores, al concluir el encuentro, los prelados, en una rueda de prensa, ofrecerán una declaración final con las conclusiones del trabajo de estos cuatro días.+