Martes 11 de febrero de 2025

Ante el bombardeo de una iglesia en Myanmar, el Card. Bo reza por la paz y la fe

  • 11 de febrero, 2025
  • Yangon (Myanmar) (AICA)
El arzobispo de Yangón rezó por la paz en en el país durante un encuentro interreligioso de oración, días después de que la junta militar gobernante bombardeara una iglesia católica.
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"En un mundo a menudo envuelto en disturbios y conflictos, volvamos nuestra mirada hacia María, la Madre de la Paz", sugirió el cardenal birmano Charles Maung Bo. "Su aceptación inquebrantable nos invita a cultivar la paz interior y a convertirnos en embajadores de la paz en nuestro mundo atribulado", agregó.

El arzobispo de Yangon y presidente de la Conferencia Episcopal de Myanmar (CEM) ofreció ese mensaje de aliento durante un acto para conmemorar la próxima fiesta de Nuestra Señora de Lourdes realizado en Nyaunglebin, en la región de Bago, ubicada dentro de su arquidiócesis.

Iglesia católica bombardeada
Los comentarios del cardenal se produjeron días después de que la junta militar de Myanmar bombardeara la iglesia católica del Sagrado Corazón de Jesús en Mindat, una localidad del estado Chin, en el noroeste de la antigua Birmania. Se trataba de la iglesia que había sido elegida como catedral para la recién creada diócesis de Mindat, erigida por el Papa Francisco el 25 de enero.

La nueva catedral fue atacada el 6 de febrero, pero recién ahora se conoció que quedó inutilizable luego de que los bombardeos aéreos dañaran su techo y sus vidrieras.

No hubo heridos en el atentado, ya que los sacerdotes y los fieles ya habían abandonado la zona debido a las malas condiciones de seguridad y a los continuos combates. Unos días antes, los sacerdotes locales habían realizado inspecciones en el lugar y habían estado organizando las próximas celebraciones litúrgicas para la consagración del recién nombrado obispo.

Enfrentando la hostilidad y la opresión
El pasado domingo, el cardenal Bo reflexionó sobre la difícil situación de los que sufren y sobre cómo mantener la esperanza. Recordó cómo la Santísima Virgen y la Sagrada Familia habían experimentado sufrimientos análogos a los de los refugiados y los desplazados.

"Pensemos", instó, "en las innumerables madres que viven en campos de desplazados internos: mujeres que han sido arrancadas de sus hogares y llevan a sus hijos a través de terrenos desconocidos y, a menudo, hostiles".

"En cada madre embarazada de estos campamentos", reconoció, "vemos el rostro de una María ansiosa que viaja hacia Belén, buscando un lugar seguro donde traer a su hijo al mundo".

Familias que sufren conflictos y persecución
"Por cada jovencita obligada a dar a luz en el implacable desierto", observó el cardenal Bo, "vemos a María dando a luz en un humilde establo".

"Su resiliencia y coraje", destacó, "reflejan la serenidad de María en medio del caos, recordándonos que la paz no es la ausencia de adversidad, sino la presencia de Dios en ella".

En ese contexto, el cardenal Bo subrayó que, en este mundo fracturado y dividido, María nos llama a ser constructores de puentes.

Recordando que, cuando María y José huyeron a Egipto para proteger al niño Jesús, se convirtieron en refugiados en una tierra extranjera, dijo que su viaje "resuena profundamente hoy, cuando presenciamos a familias desplazadas por el conflicto y la persecución". 

Al pie de la cruz, María presenció la crucifixión de su amado Hijo, expresó el prelado, con "un dolor que atraviesa lo más profundo del corazón de una madre; Sin embargo, en su profundo dolor, se maravilló, ella no sucumbió al odio o la desesperación, sino que más bien encarnó la esencia del perdón", añadió.


"Toda madre que ha perdido un hijo a causa de la violencia o la injusticia", reconoció el purpurado, "comparte el dolor de María representado en La Piedad de Miguel Ángel; Sin embargo, como María, dijo, estas madres encuentran la fuerza para seguir adelante, para perdonar y convertirse en defensoras de la paz y la reconciliación". 

"Imaginemos una Myanmar", continuó, "donde las divisiones de la guerra den paso a la unidad de la paz".

Testigos de esperanza
El cardenal señaló que algunos dicen que la Tercera Guerra Mundial ya está en marcha en el mundo, evidenciada en "el sufrimiento de los pobres", "los poderosos que oprimen al pueblo", "miles de niños que mueren de hambre mientras las mascotas en los países ricos disfrutan de la mejor comida" y "donde hay más fábricas de armas que escuelas".

Recordando el llamado a buscar la paz, la justicia y la esperanza, y a defender los derechos humanos, el cardenal Bo dijo que la Santísima Madre nos pide que seamos pacificadores y encarnemos tangiblemente sus virtudes, apoyando a las familias desplazadas, participando en esfuerzos interreligiosos y abogando por la paz y la justicia.

Por último, el arzobispo de Yangón rezó pidiendo la intercesión de Nuestra Señora de Lourdes, que se apareció a Santa Bernardita trayendo un mensaje de esperanza y sanación, e instó a todos, durante este Jubileo de la Esperanza, a renovar su compromiso de construir un mundo donde todas las personas puedan vivir en paz y dignidad.

"Que María, la Madre de Dios", expresó, "nos ayude a generar paz y armonía en el mundo, especialmente en Myanmar".+