Sábado 23 de noviembre de 2024

Ángelus: Francisco animó a estar preparados con esperanza y buenas acciones

  • 8 de noviembre, 2020
  • Ciudad del Vaticano (AICA)
En el 32° domingo del tiempo ordinario, el papa Francisco rezó el Ángelus ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro y reflexionó sobre la parábola de las diez vírgenes.
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El papa Francisco rezó el Ángelus de este domingo ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro. En su reflexión, animó a prepararnos para el encuentro con Jesús con “el aceite de las buenas acciones”.

Luego de saludar a la concurrencia, el Santo Padre se refirió al pasaje evangélico de este domingo, y destacó que “nos invita a continuar la reflexión sobre la vida eterna que comenzamos con motivo de la fiesta de Todos los Santos y la conmemoración de los Fieles Difuntos”. En esta ocasión, “Jesús narra la parábola de las diez vírgenes invitadas a una fiesta de bodas, símbolo del Reino de los Cielos”, señaló.

“En tiempos de Jesús, existía la costumbre de que las bodas se celebraran de noche, por lo tanto el cortejo de los invitados debía hacerse con las lámparas encendidas. Algunas damas de honor son necias, toman las lámparas pero no llevan consigo el aceite; las prudentes, en cambio, junto con las lámparas también llevan el aceite”, relató el Pontífice.

“El novio tarda en llegar y todos se duermen. Cuando una voz advierte que el novio está llegando, las necias en ese momento se dan cuenta de que no tienen aceite para sus lámparas. Se lo piden a las prudentes pero ellas responden que no pueden darlo, porque no sería suficiente para todas”, continuó. “Mientras las necias van a comprar el aceite, llega el novio. Las jóvenes prudentes entran con él en el salón del banquete, y se cierra la puerta. Las otras llegan demasiado tarde y son rechazadas”.

“Queda claro que con esta parábola, Jesús quiere decirnos que debemos estar preparados para el encuentro con Él, no sólo para el encuentro final, sino también para los pequeños encuentros, esos encuentros de cada día, en vista de ese encuentro para el cual no basta la lámpara de la fe, también se necesita el aceite de la caridad y las buenas obras. La fe que verdaderamente nos une a Jesús es la que, como dice el apóstol Pablo, actúa por la caridad”, reflexionó.

“Esto es lo que se representa a través de la actitud de las jóvenes prudentes: ser prudentes significa no esperar al último momento que corresponde a la Gracia de Dios, sino hacerlo activamente, de inmediato, comenzando desde ahora. No es que me convertiré más adelante, sino que es ahora, cambia la vida ahora; no más adelante. Porque si vamos diciendo ‘más adelante, más adelante’, nunca se llega a eso. Es hoy. Si queremos estar preparados para el último encuentro con el Señor, debemos cooperar con Él, cumplir buenas acciones inspiradas en Su amor”, consideró.

“Lamentablemente, sucede que nos olvidamos de la meta de nuestra vida, es decir, la cita definitiva con Dios, perdiendo así el sentido de la esperanza, de la espera, y absolutizando el presente”, advirtió Francisco. “Cuando uno absolutiza el presente y sólo mira el presente, pierde el sentido de la espera, que es tan hermoso”, lamentó. 

“Esta actitud excluye cualquier perspectiva del más allá. Hacemos todo como si nunca tuviéramos que partir para la otra vida, entonces sólo nos preocupa poseer, emerger, tener una buena posición: siempre más. Si nos dejamos guiar por lo que nos resulta más atractivo, por la búsqueda de nuestros intereses, nuestra vida se vuelve estéril. No acumulamos reservas de aceite para nuestra lámpara, y ésta se apagará antes del encuentro con el Señor. Tenemos que vivir el hoy, pero ese hoy que va hacia el mañana, hacia el encuentro, ese hoy lleno de esperanza”, aconsejó.

“Si por el contrario estamos atentos y hacemos el bien, correspondiendo a la Gracia de Dios, podemos esperar serenamente la llegada del novio. El Señor también puede venir mientras dormimos, esto no nos preocupa, porque tenemos la reserva de aceite acumulada con las buenas acciones de cada día, acumulada con esta espera de que el Señor venga en cualquier momento, que me venga a llevar con Él”, animó.

“Invoquemos la intercesión de María Santísima, para que nos ayude a vivir como ella una fe activa. Ella es la lámpara luminosa con la que podemos atravesar la noche más allá de la muerte y alcanzar la gran fiesta de la vida”, concluyó, comenzando con el rezo de la oración mariana.+