Jueves 21 de noviembre de 2024

"Acudan a sus templos y recen por el pueblo ucraniano", rogó el arzobispo Schevchuk

  • 10 de abril, 2022
  • Kiev (Ucrania) (AICA)
El primado católico de Ucrania, en el día 46 de la guerra, pidió "a todos los cristianos, que acudan a sus templos y ofrezcamos la Santa Misa por la victoria del bien sobre el mal en Ucrania.
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El arzobispo mayor de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, su beatitud Sviatoslav Schevchuk, describió en su parte diario al cumplir 46 días de la invasión del ejército ruso, que cada día en Ucrania “se nos revelan terribles crímenes de los ocupantes”, y rogó a los cristianos del mundo, que este domingo “acudan a sus templos y rueguen a Dios por el pueblo ucraniano”.

“Ofrezcamos la Santa Misa por la victoria del bien sobre el mal en Ucrania. Por la liberación de la tierra ucraniana del invasor injusto”, expresó. 

El arzobispo Schevchuk relató que “Una vez más, corrieron sangre y lágrimas por el suelo ucraniano. Nuestro Kharkiv se mantiene en pie con valentía. En los alrededores de Kharkiv se defienden valientemente contra el atacante. En el sur de Ucrania se están librando batallas muy difíciles. La ciudad mártir de Mariúpol se defiende con valentía, y la provincia de Khersón resiste con coraje a los ocupantes y espera su liberación por parte del ejército ucraniano”.

Y añadió: “Especialmente estamos rezando por Odesa donde hoy se ha impuesto un toque de queda de 24 horas. Y aunque hoy es domingo y todos nos apresuramos a ir a nuestros templos para asistir a la Divina Liturgia, hoy los fieles de Odesa no podrán hacerlo. Por eso hoy rezamos particularmente por la ciudad de Odesa. Por esta ciudad sobre el Mar Negro que es la perla especial de Ucrania”.

Su beatitud condenó además la profanación por parte del ejército ruso de la iglesia ortodoxa de la Santa Ascensión en el pueblo de Lukashívska. “Un hecho que estremeció a los creyentes”, aseguró:

“En la región de Chernihiv, en el pueblo de Lukashívska, en la iglesia ortodoxa de la Santa Ascensión, que es un monumento de arquitectura, los ocupantes establecieron su cuartel general. Deshonraron el templo ortodoxo. Allí interrogaron y torturaron a la gente. Y hoy vemos decenas de cadáveres de ucranianos inocentes alrededor de esta iglesia. Los que a sí mismos se llaman cristianos ortodoxos profanaron el templo y el lugar donde deberían haber honrado el nombre de Dios, lo convirtieron en un lugar de tortura, de burla y de asesinato”.

Texto del mensaje diario
¡Alabado sea Jesucristo! Queridos hermanos y hermanas en Cristo, hoy es domingo 10 de abril de 2022 y Ucrania está viviendo ya 46 días de resistencia a este ataque y agresión de nivel nacional en la guerra que Rusia libra contra Ucrania.

El pueblo ucraniano siente que esta guerra no es una guerra contra una estructura estatal concreta o contra una parte concreta de la sociedad ucraniana. Es una guerra total para destruir a todo nuestro pueblo. Podemos verlo por los resultados, por los frutos de las acciones de los invasores en nuestra tierra.

El último día y la última noche fueron momentos de operaciones de combate activas en Ucrania. Nuestras ciudades y pueblos nuevamente temblaron por la noche. Una vez más, corrieron sangre y lágrimas por el suelo ucraniano. Nuestro Kharkiv se mantiene en pie con valentía. En los alrededores de Kharkiv se defienden valientemente contra el atacante. En el sur de Ucrania se están librando batallas muy difíciles. La ciudad mártir de Mariúpol se defiende con valentía, y la provincia de Khersón resiste con coraje a los ocupantes y espera su liberación por parte del ejército ucraniano.

Especialmente estamos rezando por Odesa donde hoy se ha impuesto un toque de queda de 24 horas. Y aunque hoy es domingo y todos nos apresuramos a ir a nuestros templos para asistir a la Divina Liturgia, hoy los fieles de Odesa no podrán hacerlo. Por eso hoy rezamos particularmente por la ciudad de Odesa. Por esta ciudad sobre el Mar Negro que es la perla especial de Ucrania.

Este domingo pido a todos, a todos los cristianos, que acudan a sus templos, que recen por Ucrania y por el pueblo ucraniano. Ofrezcamos la Santa Misa por la victoria del bien sobre el mal en Ucrania. Por la liberación de la tierra ucraniana del invasor injusto. 

Hoy en día, especialmente en el día domingo, los cristianos acuden a sus templos para cumplir de manera especial los tres mandamientos de Dios en el Decálogo. El Señor Dios dice a su pueblo: “Yo soy el Señor, soy tu Dios, no habrá para ti otros dioses delante de mí. No tomarás en falso el nombre del Señor, tu Dios; recuerda el día sagrado para santificarlo”. 

Estos tres mandamientos definen nuestra actitud hacia nuestro Dios, hacia nuestro Creador y Salvador. Protegen esta relación vital de cada persona, de cada criatura con su Creador, con la fuente de nuestra vida, de nuestra existencia, con la fuente de nuestra fuerza y con la fuente de nuestra victoria.

En estos días en Ucrania se nos revelan terribles crímenes de los ocupantes. Y justamente hoy domingo, me gustaría recordar un hecho que estremeció a todos los creyentes. En la región de Chernihiv, en el pueblo de Lukashívska, en la iglesia ortodoxa de la Santa Ascensión, que es un monumento de arquitectura, los ocupantes establecieron su cuartel general. Deshonraron el templo ortodoxo. Allí interrogaron y torturaron a la gente. Y hoy vemos decenas de cadáveres de ucranianos inocentes alrededor de esta iglesia. Los que a sí mismos se llaman cristianos ortodoxos profanaron el templo y el lugar donde deberían haber honrado el nombre de Dios, lo convirtieron en un lugar de tortura, de burla y de asesinato.

Oh Señor, ayúdanos a respetar nuestra relación contigo. Ayúdanos a ser buenos hijos tuyos. Ayúdanos a honrar, a celebrar el Día Santo de la manera en que esperas que lo hagamos.

En este día rezamos: Oh Dios, bendice al pueblo ucraniano. Dales la victoria a los militares ucranianos. Protege la vida de los civiles. Oh Dios, bendice a Ucrania

La bendición del Señor y su misericordia descienda sobre ustedes por su divina gracia y amor y permanezcan ahora y siempre y por los siglos de los siglos, amén. ¡Alabado sea Jesucristo! +