Jueves 28 de marzo de 2024

Abrirán proceso de canonización de religiosa italiana asesinada en Mozambique

  • 5 de octubre, 2022
  • Madrid (España) (AICA)
Lo anunció el obispo de Nacala, monseñor Alberto Vera Aréjula y afirmó que la religiosa comboniana, María de Coppi, era "una madre, una santa".
Doná a AICA.org

El obispo de Nacala (Mozambique), monseñor Alberto Vera Aréjula, anunció la probable apertura del proceso de canonización de María de Coppi, la religiosa italiana asesinada el pasado 6 de septiembre en el ataque de un grupo yihadista a la misión de Chipene, en la provincia de Nampula, al norte del país. 

“Ya tenemos un proceso abierto, el de un catequista, el mártir Cipriano, que fue asesinado en 1989”, explicó el prelado español el 4 de octubre -trigésimo aniversario de la firma de los acuerdos de paz de Mozambique- en una conferencia organizada por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN).

“Es posible que se pueda hacer un proceso de martirio. Seguramente abriremos un proceso de canonización. Visité la misión de Chipene varias veces y la imagen que tengo de ella era de la de una madre, una santa”. 

María de Coppi, contó el obispo, atendía a niños desnutridos en una salita que, como casi todas las instalaciones de la misión (las habitaciones de las hermanas, la casa de los sacerdotes, los internados de los chicos y de las chicas, los vehículos, etc.), quedó completamente destruida. “Trabajaba con los niños, con los bebés, y hablaba macúa, la lengua local, por lo que tenía más facilidad para interactuar con la comunidad”.

La misionera italiana es la primera religiosa asesinada en la diócesis de Nacala. Tenía 84 años y en el momento de su muerte estaba hablando por teléfono con una sobrina, religiosa comboniana también. “Uno de los veinte terroristas que entraron en la misión le disparó a bocajarro un tiro en la cabeza y cayó muerta allí mismo”, narró monseñor Vera.

La misión de Chipene la conformaban dos sacerdotes fidei donum italianos, los padres Lorenzo y Loris, y cinco religiosas combonianas: dos italianas, dos españolas, y una de Togo. Esta última y una de las españolas no estaban allí en el momento del ataque: se hallaban en la ciudad, donde una de ellas tenía que dar el examen de conducir. La otra misionera española, la leonesa Ángeles López, relató hace unas semanas a las OMP la traumática experiencia que vivió. “Solo pensaba en que me iban a matar”, dijo antes de referir su deseo de que lo hicieran de un tiro, y no a machetazos, pues, como enfermera, había visto las heridas de las personas a las que había tenido que suturar, muchas veces sin anestesia.

Eucaristía multitudinaria en el patio de la misión
Monseñor Vera visitó el pasado fin de semana (1 y 2 de octubre) la misión de Chipene. Acudió junto al padre Lorenzo, al que recibió en su casa, y celebraron la Eucaristía al aire libre, en el patio de la misión, ante unas mil personas, muchas de ellas llegadas tras caminar 30 kilómetros. “Salimos con el padre Lorenzo de otra misión a las cuatro y media de la mañana para poder llegar pronto, a las 7. Esperábamos a unas 200 o 300 personas y había más de 1.000. Quedamos muy sorprendidos. Había también musulmanes, e igualmente tres hermanas combonianas que llegaron por otra vía a recoger algunas cosas personales de la hermana María”, relató el prelado, que pertenece a la Orden la Merced.

Para monseñor Vera fue una misa muy especial. “Cuando hablaba no sabía casi ni qué decía de lo emocionado que estaba. Les dije que tenemos que tener fe, esperanza y caminar unidos musulmanes y cristianos. Porque si no, la pobreza y el hambre no van a terminar. Fueron palabras de esperanza. La sensación que tuve fue como si te dieran un abrazo silencioso mil personas al mismo tiempo. Hablé de la mansedumbre, de la justicia, de la caridad, del perdón”, compartió el obispo.

Asimismo narró cómo unas personas pedían a las tres hermanas combonianas citadas (ninguna de ellas de la misión atacada) que, por favor, no se fueran ni los abandonaran. “La misión, explicó, es probablemente la mayor institución de desarrollo que hay en cuarenta kilómetros a la redonda”.

El obispo de Nacala, diócesis con más de dos millones de personas, informó de que van a formar “una asociación para apoyar Chipene” y que ya se está trabajando también en la creación de una nueva parroquia en una zona llamada Masúa, situada en un cruce de caminos. “Queremos construir una casita para instalar allí a dos sacerdotes. Hay que tener en cuenta que la parroquia actual tiene más de 1.500 km. cuadrados. De aquí a unos años recuperaremos la antigua y tendremos dos parroquias. Estos son un poco los planes”, señaló.

¿Volver a Chipene? De momento, está descartado. “Por ahora no vamos a trabajar ahí. No podemos volver, no nos quieren. El mensaje de los terroristas más o menos lo entendemos: que no regresemos allí. Pero antes o después, los terroristas van a desaparecer. Queremos atender a esas comunidades cristianas, a todas esas personas que viven en la pobreza y en la sencillez, queremos seguir caminando con ellos, desde la pobreza para mejorar”.

Lejos de arrojar la toalla, el obispo se muestra optimista. “En los últimos tres años fueron ordenados en la diócesis doce nuevos sacerdotes. El próximo año tendremos cuatro más”, concluyó.+