El padre Gabriel Romanelli aseguró que "no podemos abandonar a las muchas personas que hemos acogido durante estos casi dos años de guerra y que nos acompañan en su destino".
"Matar de hambre a una población es profanar la vida. Guardar silencio es ser cómplice", señaló el organismo, condenando la hambruna provocada por el hombre en Gaza.
El presidente del episcopado, envió una carta a los obispos del país declarando que "La situación en Gaza requiere a gritos la ayuda de la comunidad católica de los Estados Unidos".
El párroco de la iglesia de la Sagrada Familia en Gaza, vivió "otro domingo de guerra" y alertó que "se emitió una orden de evacuación para todo el vecindario".