Martes 1 de julio de 2025

P. Romanelli: Gaza, es una 'jaula' donde las bombas matan también la esperanza

  • 1 de julio, 2025
  • Franja de Gaza (Palestina) (AICA)
El párroco argentino describió la realidad dramática que vive una población cada día más desesperada, a la espera de nuevas negociaciones para un alto el fuego.
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"Gaza se convirtió en una jaula, una prisión a cielo abierto, donde las personas están cada día más desesperadas" lamentó el párroco de la iglesia latino de la Sagrada Familia en Gaza, padre Gabriel Romanelli IVE. 

El sacerdote argentino, entrevistado por AsiaNews, destacó esta dramática realidad y consideró "más importante que nunca sembrar, de manera realista, un poco de esperanza de que termine", expresó.

"La situación -añadió el sacerdote, contactado telefónicamente- se vuelve cada día más difícil, porque la prolongación misma de la guerra hace que las condiciones de vida sean cada vez peores". 

Las bombas, misiles y operaciones del ejército israelí continúan, y no se interrumpieron ni siquiera durante la 'guerra de los 12 días' entre Israel e Irán. De hecho, la violencia fue aún mayor, si cabe, aunque eclipsada por el conflicto entre el Estado judío y la República Islámica que ocupaba las crónicas internacionales, aunque ahora la diplomacia ha empezado a trabajar de nuevo para alcanzar una (frágil) tregua.

Agotados y sin esperanza
"A pesar de todo -afirmó el sacerdote del Verbo Encarnado- intentamos estar relativamente bien, aunque la gente está muy, muy cansada. Muchos de los 500 refugiados que alojamos en la parroquia están deprimidos, porque no ven ninguna señal de un final, a pesar de algunas palabras y muchos anuncios". 

En los últimos días cobró nueva fuerza las perspectivas de una tregua, pero cada anuncio se evalúa con cautela y circunspección, para evitar alimentar falsas esperanzas. "Dicen que querrían, que deberían, que quizás esta semana" puede cambiar algo, dice el padre Romanelli, "pero al mismo tiempo se siguen escuchando los estruendos de los bombardeos, llueven las esquirlas, la tierra tiembla literalmente y la violencia parece no acabar nunca".

Continuar con la vida como se puede
La parroquia trató de continuar con las actividades diarias, a pesar de la situación cada vez más crítica. "Hemos terminado el año académico y comenzamos las actividades de verano para los refugiados, los niños, los jóvenes y las familias. Pero tuvimos que suspenderlas, incluso dentro del complejo, porque en algunos momentos el riesgo es demasiado alto", lamentó Romanelli. 

"Siguen cayendo muchas esquirlas, precisó. Los refugiados que acogemos en el centro también perciben el peligro. Se reúnen en la iglesia para rezar, o permanecen en sus habitaciones, aunque a veces entran esquirlas a través de las ventanas o alguno es alcanzado por los disparos". 

"El calor -añadió- es muy intenso, estamos cerca de los 40 grados, con mucha humedad. A veces conseguimos recargar las baterías de los paneles solares y usamos un poco el ventilador, pero por períodos muy cortos y el alivio es mínimo". 

En cuanto a las provisiones, "todavía tenemos comida, agradece el párroco- porque guardamos durante la última tregua, previendo que las cosas podían empeorar. Es suficiente para los refugiados y para algunas familias cercanas; dos veces por semana conseguimos cocinar, nos las arreglamos como podemos, pero estamos obligados a racionar todo y es imposible decir cuánto tiempo durarán las provisiones. Ya no podemos ayudar a decenas de miles de familias como antes, gracias al Patriarcado Latino".

"Todas las personas con sentido común, concluyó el religioso argentino- piden la paz, que todo esto termine. La tregua es un primer paso absolutamente necesario para la sociedad israelí y la palestina, porque las guerras hacen mal a todos, a todas las partes, y en todas partes hay familias heridas, sociedades heridas y agotadas".+