"Cristo no se percibe triunfador sino el humilde Redentor de sus gobernados", diferencia el arzobispo emérito y destaca: "Sigue derramando su Sangre y dando a comer su Carne, en cada Eucaristía".
El arzobispo emérito de Corrientes consideró que es el momento de situar a Cristo en el centro de una existencia que intenta calificarse "cristiana".
El arzobispo emérito de Corrientes puso el ejemplo de la viuda del Evangelio, para recordar que esa es la forma de "ser libres y amar - en Dios - a quienes debemos nuestro amor".
El arzobispo emérito de Corrientes destacó que "el amor a Dios produce un equilibrio necesario en la vida personal y comunitaria", y recordó: "A Dios se lo ama amándolo".