Fue un sacerdote cartaginés, llamado Saturnino el Viejo, que había ido a Roma pero de quien no se conocen más detalles de su vida. Sólo se sabe que padeció el martirio en Roma, en la Vía Salaria, durante la persecución del emperador Diocleciano, a principios del siglo IV y que fue sepultado en el cementerio de Traso.