Era hija de un senador de Calcedonia. El año 303, al negarse la santa a ofrecer incienso a Marte, el procónsul de Asia, Prisco, la sometió a horribles tormentos hasta que murió. Sus conciudadanos le erigieron una basílica y en ella tuvo lugar el año 451 el famoso Concilio de Calcedonia, donde se verificó un hecho portentoso, por el cual la mártir dio testimonio de la verdad católica y de la falsedad de las doctrinas predicadas por Dióscoro y Eutiques.