Nació en 1206 en Lavingen (Alemania). Tras estudiar en Padua y París, ingresó en la Orden dominica y fue enviado a enseñar filosofía y teología en Colonia y en la Sorbona de París. En ésta tuvo como discípulo a Tomás de Aquino. Fue provincial de su Orden en Alemania y luego obispo de Ratisbona. El Papa le autorizó a dejar el obispado y volver a su cátedra de teología en Colonia. Además de teólogo fue un gran sabio que descubrió los secretos de la naturaleza, de las estaciones, de la Vía Láctea. Se lo reconoce como el constructor del primer robot. Era una verdadera enciclopedia de su tiempo. Murió en Colonia en 1280, dejando gran cantidad de libros científicos. En 1931 Pío XI lo declaró santo y Doctor de la Iglesia. Pío XII lo designó patrono de los naturalistas y cultivadores de las ciencias naturales.
Durante la persecución de los vándalos en África del norte, habiéndose negado a entregar los vasos sagrados de la iglesia, que le pedía el rey Genserico, el obispo Valeriano, de 90 años de edad, fue obligado a salir de la ciudad, con prohibición rigurosa de que nadie lo recibiera en su casa ni le diese de comer. Después de permanecer largo tiempo sin socorro alguno y al aire libre, terminó su vida bendiciendo a todos en nombre de Dios, el año 457.